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Imagen de otro año de la procesión de Jesús Sacramentado del 1 de eneroArchidiócesis de Managua

Nicaragua suspende su tradicional procesión de Jesús Sacramentado del 1 de enero

El obispo de la diócesis de Jinotega explicó en una declaración pública que «por motivos ajenos a nuestra voluntad queda suspendida»

El presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, el obispo Carlos Enrique Herrera, informó este viernes de la cancelación de la tradicional procesión de Jesús Sacramentado, convocada para el 1 de enero y a la que generalmente acuden miles de católicos.

El obispo de la diócesis de Jinotega (al norte de Nicaragua) explicó en una declaración pública que «por motivos ajenos a nuestra voluntad queda suspendida la tradicional procesión de Jesús Sacramento, programada para el 1 de enero», sin más precisiones.

Según el diario La Prensa, el Gobierno que preside el sandinista Daniel Ortega prohibió a la iglesia católica del país celebrar en las calles la tradicional procesión de Jesús Sacramentado.

El Gobierno guarda silencio

Ni el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes ni el Gobierno han dado explicaciones al respecto.

La tradicional peregrinación católica del 1 de enero es encabezada por los obispos nicaragüenses -en el caso de la capital por el arzobispo de Managua- y en ella los creyentes oran por la paz en Nicaragua y en el mundo.

La suspensión se da en el marco de roces entre Ortega y la iglesia católica nicaragüense.

Ortega ha tildado de «tiranía» a la Iglesia

El octubre pasado, Ortega arremetió contra la Iglesia católica, la acusó de no practicar la democracia, de ser una «dictadura» y una «tiranía perfecta» y de haber utilizado «a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado» a su Gobierno en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social.

El 13 de diciembre pasado, el obispo Rolando Álvarez fue acusado por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense.

El arresto de ese obispo nicaragüense, otros siete sacerdotes y otros dos colaboradores es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la iglesia católica de Nicaragua.

Este año, el Gobierno sandinista expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta. También ha cerrado nueve estaciones de radio y sacado de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos.

La Policía además ha entrado por la fuerza y registrado una parroquia, impedido a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiado a otros sacerdotes en sus iglesias, entre otros.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años. La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional