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El autor de 'Benedicto XVI y el Islam', Vincent Aucante

La relación de Benedicto XVI con el Islam: «Proponía que fe y razón avanzaran juntas»

El filósofo Vincent Aucante habla sobre los ataques provocados por una interpretación errónea de palabras del Papa emérito sobre el Islam

En esta entrevista, el filósofo Vincent Aucante, antiguo director del Centro Cultural San Luis de los Franceses en Roma y consejero cultural de la Embajada de Francia ante la Santa Sede, muestra cómo los ataques que provocados por una interpretación errónea de palabras de Benedicto XVI sobre el Islam acabarían sentando las bases de un diálogo, que ahora continua su sucesor, el Papa Francisco.

El inicio del pontificado de Benedicto XVI estuvo marcado por una polémica muy violenta a raíz de su discurso de Ratisbona (2006), en el que se acusó al pontífice alemán de establecer un vínculo directo entre la violencia y el Islam.

El filósofo Vincent Aucante, autor del libro publicado en francés Benedicto XVI y el Islam (Parole et Silence), considera en esta entrevista que aquel discurso abrió paradójicamente la vía a un diálogo más intenso con ciertos exponentes del Islam.

Incluso considera que el Papa Francisco, con sus gestos y espectaculares encuentros con el mundo musulmán, ha continuado el diálogo entre el mundo cristiano y musulmán que había comenzado su predecesor, Benedicto XVI.

–¿Era el Islam un tema de interés para Benedicto XVI? ¿Dominaba las diferentes corrientes que lo atraviesan?

–Benedicto XVI era consciente de la diversidad del Islam antes de ser elegido Papa y estuvo atento a la cuestión de la relación entre Islam y cristianismo. Aunque no dedicara grandes discursos a este tema, no era una cuestión marginal para él. Una vez elegido Papa, es obvio que siguió interesándose por los componentes del Islam, como no podía ser de otra manera para un Papa, aunque solo fuera por la atención prestada a los cristianos de Oriente Próximo.

–Muchos recuerdan a Benedicto XVI solo por su discurso en Ratisbona, que tuvo graves repercusiones. Se le acusó de asociar la violencia con el Islam. ¿Qué paso realmente?

–Se trata de un mal juicio, en primer lugar, porque el núcleo del discurso de Ratisbona no era el Islam como tal, sino la relación entre la fe en Dios y la razón. Siguiendo la estela de Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI propone la idea de que la fe y la razón deben dialogar y avanzar juntas. Según él, no podemos tener, por un lado, un mundo de teología privado de reflexión racional y, por otro, un mundo de ciencia que ignore la fe y la teología.

Para él, esta ruptura entre fe y razón conduce tanto a la degradación moral -por el lado académico- como a manifestaciones de violencia -por el lado religioso-. Cuando el mundo académico deja a un lado la fe y la teología, se queda atrapado en callejones sin salida morales. Del mismo modo, en el ámbito religioso, la fe sin razón conduce a la violencia.

–Benedicto XVI fue a buscar un ejemplo de diálogo ficticio entre un emperador cristiano y un erudito musulmán. Podría haber escogido a un cristiano y a un hindú...

–¡O incluso a dos cristianos! En efecto, la historia del catolicismo no carece de casos de creyentes que consideran que no es posible utilizar la razón para llegar a Dios. Ahora bien, en el discurso de Ratisbona, no creo que su referencia al Islam fuera anecdótica. En su momento, se consideró una provocación a los musulmanes. Personalmente, creo que en realidad era un interrogante abierto lanzado a los intelectuales musulmanes. Les preguntaba si el Islam es capaz de adoptar un enfoque racional y entablar un diálogo con otras religiones.

–¿Por qué este discurso provocó un estallido de violencia en parte del mundo musulmán?

–Pocas personas leyeron el discurso. La mayor parte de la reacción en el mundo musulmán se debió a un artículo publicado en el New York Times. Se trataba de un resumen sesgado y el mundo musulmán reaccionó ante esta crítica. L’Osservatore Romano, diario del Vaticano, publicó el texto en árabe para que los musulmanes pudieran acceder al contenido del discurso. Los autores musulmanes tardaron algún tiempo en expresar posiciones más matizadas, recordando que lo que estaba en juego era efectivamente el diálogo entre la fe y la razón, una cuestión presente en el Islam. Entre estos intelectuales, podemos mencionar al argelino Mustafá Chérif, antiguo ministro de Educación y diplomático argelino.

La Declaración firmada por el Papa Francisco y el gran imán es un fruto lejano de este nuevo diálogo que se estableció tras la controversia de RatisbonaVincent Aucante

Las reacciones a este discurso pusieron de relieve las dos opciones: Dios es irracional, solo cuenta la fe, una opción que puede generar una forma de violencia; o bien, el hombre puede acceder a la razón divina: una opción que abre la ventana al diálogo.

–¿Cómo reaccionó Benedicto XVI ante la violencia?

–El Papa estaba totalmente sorprendido. No podía ni imaginar que se pudiera desatar esa ola de violencia. Reaccionó muy rápidamente haciendo varias aclaraciones. La Oficina de Comunicación oficial del Vaticano realizó un gran trabajo para explicar el espíritu del discurso. Los embajadores de varios países de mayoría musulmana fueron recibidos rápidamente por Benedicto XVI. Dos meses después, visitó Turquía, donde realizó varios gestos simbólicos, incluida la memorable visita a la Mezquita Azul de Estambul.

–¿El pontificado de Benedicto XVI marca un punto de inflexión en las relaciones entre el Islam y el catolicismo?

–Sí, de una forma muy clara y positiva. Tras el discurso, se enviaron al Vaticano varias cartas de autoridades islámicas. Benedicto XVI creó una comisión oficial de diálogo, presidida por al cardenal Jean-Louis Tauran. Muy discretamente, ha permitido que se produjeran intercambios entre la Iglesia latina y ciertos componentes del Islam. Creo que hoy, la Declaración firmada en 2019 por el Papa Francisco y el gran imán Al Tayyeb es un fruto lejano de este nuevo diálogo que se estableció tras la controversia de Ratisbona. El Espíritu Santo ha hecho su trabajo y ha utilizado las reacciones violentas a este discurso para fomentar una relación más pacífica.

Juan Pablo II dio los primeros pasos en el diálogo con el IslamVincent Aucante

–Francisco ha multiplicado sus gestos hacia los musulmanes. ¿Está siguiendo la estela de Benedicto XVI?

–Sobre la cuestión del Islam, creo que sí. El Papa Francisco continúa la secuencia de apertura y diálogo. Sin embargo, el enfoque de los dos papas quizá no sea el mismo, ya que Benedicto XVI ha tendido la mano principalmente a un diálogo en el plano de la razón. El Papa Francisco tiene un enfoque más práctico y quiere demostrar que es posible buscar juntos un mundo de paz. También nos recuerda que Dios nunca puede aceptar la violencia. Aunque los resultados obtenidos por Francisco en la cuestión de la relación con el Islam son notables, puede decirse que las exigencias intelectuales y las ambiciones de Benedicto XVI en este diálogo aún no se han realizado plenamente.

–¿Y Benedicto XVI seguía también los pasos de Juan Pablo II en este tema?

–No hay ruptura entre Juan Pablo II y Benedicto XVI en la cuestión del Islam. Lo que se dio fue una prolongación mucho más ambiciosa. En un discurso pronunciado en Casablanca, Juan Pablo II desarrolló el espíritu de Nostra Aetate [declaración del Concilio Vaticano sobre las relaciones de la Iglesia católica con las religiones no cristianas] explicando que musulmanes y cristianos tienen el mismo Dios, que todos deben trabajar por la paz y que no hay razón para oponerse con violencia. Fue un discurso cuyo tono también recordó los encuentros de líderes de diferentes religiones por la paz en Asís.

Se podría decir que Juan Pablo II dio los primeros pasos en el diálogo con el Islam y que Benedicto XVI, como teólogo, consideró que era el momento de ir un poco más allá, plantear los fundamentos a nivel de la razón.