Un cura le da la Hostia a una feligresa
Comulgar de rodillas o de pie: ¿qué dice la Iglesia?
El Debate responde a esta pregunta que levanta discusiones en las redes sociales, acudiendo a las enseñanzas de los organismos de la Santa Sede sobre esta materia
Con cierta frecuencia, es posible ver discusiones en páginas web católicas sobre si se debe recibir la Comunión durante la Misa de pie o de rodillas.
En días pasados, un video del funeral del Papa Benedicto XVI ha corrido por las redes sociales. En plena Plaza de San Pedro del Vaticano, uno de los numerosos sacerdotes que impartieron la comunión a los 50.000 fieles presentes parece negarla a un fiel que se acerca para recibirla de rodillas y en la boca.
Surge, por tanto, una pregunta evidente: ¿Cómo es posible que suceda algo así? ¿Qué dice la Iglesia?
El Debate ha querido responder a esta pregunta recurriendo al departamento de la Santa Sede competente en esta materia, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
La Instrucción General del Misal Romano
La institución vaticana, ante todo, tiene como punto de referencia la Instrucción General del Misal Romano, documento promulgado por el Papa Pablo VI, el 25 de enero de 1969, que estableció las normas para celebrar la liturgia de la Misa, tras el Concilio Vaticano II.
En este documento puede leerse: «Los fieles comulgan estando de rodillas o de pie, según lo haya determinado la Conferencia de Obispos. Cuando comulgan estando de pie, se recomienda que antes de recibir el Sacramento, hagan la debida reverencia, la cual debe ser determinada por las mismas normas».
Una aclaración
Dado que vivimos en un mundo globalizado y que en ocasiones hay margen a interpretaciones de las indicaciones dadas por diferentes conferencias episcopales, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 25 de marzo del 2004 la Instrucción Redemptionis Sacramentum en la que aclaró ulteriormente la cuestión.
Es una grave violación a uno de los derechos más básicos del feligrés
En el número 91, el documento de la Santa Sede establece: «Cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, solo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie».
Dos intervenciones del Vaticano
El Debate ha tenido acceso a dos cartas sumamente significativas, enviadas el 1 de julio de 2002 por el Dicasterio para el Culto Divino.
La primera, firmada por el entonces prefecto, el cardenal chileno Jorge A. Cardenal Medina Estévez, se dirige a un obispo para constatar que sacerdotes de su diócesis niegan la comunión a quien quiere recibirla de rodillas.
La Congregación «considera que cualquier negativa de dar la Sagrada Comunión a un miembro de la feligresía, fundada en que se encuentra de rodillas para recibirla, es una grave violación a uno de los derechos más básicos del feligrés cristiano, a saber, el de ser ayudado por sus pastores por medio de los Sacramentos (Código de Derecho Canónico, canon 213)».
La segunda carta de ese Dicasterio de esa misma fecha, firmada por el entonces subsecretario, monseñor Mario Marini, agradece a un fiel la información transmitida al Vaticano sobre el rechazo público de sacerdotes a impartir la comunión a quien quiera recibirla de rodillas.
Esa misma misiva confirma el derecho de todo bautizado a «recurrir al Romano Pontífice tanto personalmente como por medio de los Dicasterios o Tribunales de la Curia Romana» para manifestar «su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia».
El espíritu y la letra
Como se puede constatar, las indicaciones de la Iglesia son claras: en condiciones normales, como ha establecido la Conferencia Episcopal Española, es posible recibir la comunión de pie o de rodillas. Hacer polémica de ello no está de ningún modo en conformidad con las orientaciones de la Santa Sede.
Más allá de la letra, es importante, por tanto, comprender el espíritu con el que nos acercamos a recibir la comunión. De pie, o de rodillas, según lo recomienden las circunstancias o lo desee el bautizado, lo que cuenta es que el creyente se encuentra ante Cristo, Hijo de Dios vivo. Y la belleza de la Comunión no debe quedar empañada por polémicas estériles.
