Cuando fracasa un matrimonio cristiano… El abrazo del grupo «Santa Teresa» de Toledo
El Debate entrevista a Mercedes Lóbon Sánchez, miembro del grupo Santa Teresa, conformado por mujeres separadas: «La Iglesia nos arropa y abraza». Y rememora el inolvidable encuentro con el Papa Francisco que dio la vuelta al mundo
Aprender a perdonar cuando fracasa un matrimonio cristiano; amar a los hijos sin utilizarles nunca como arma… Estos son dos de los consejos que lleva grabados en la mente Mercedes Lobón Sánchez como regalo de su encuentro con el Papa Francisco.
Es una de las primeras mujeres que formaron, en 2006, con el padre Miguel Garrigós, delegado Diocesano de Familia y Vida de la Archidiócesis de Toledo, el grupo Santa Teresa.
¿Solo Dios basta?
«El grupo adopta el nombre de la santa de Ávila para rememorar a esta mujer fuerte y valiente, además de andariega, apoyándose en el 'Nada te turbe… Solo Dios basta'», revela Mercedes.
Esta iniciativa se ha desarrollado acogiendo a mujeres que desean crecer en su vida cristiana, después de haber tenido que afrontar la dura prueba existencial del fracaso de un matrimonio cristiano.
Una vez al mes, tienen una reunión general, en la parroquia de San Juan de la Cruz, en Toledo, que comienza con la adoración a la Eucaristía, vísperas, y un posterior encuentro.
En todo momento, se busca crear un clima de acogida, escucha activa, que finaliza con comentarios y conclusiones sobre un tema que las participantes han trabajado en sus casas.
También se desarrollan reuniones en subgrupos, más bien en petit comité, en casa de la organizadora, en las que se inicia con una oración, seguida de la lectura y comentario del libro «Servicio a madres responsables de familia». Terminan con música y «café con pastas».
«Para conseguir la cohesión grupal, y así fomentar las relaciones y compartir experiencias, participamos en retiros espirituales, fomentamos el voluntariado, tenemos un grupo de WhatsApp, donde compartimos alegrías y las tristezas en este camino de superación», explica Mercedes, una de las primeras «teresas» de Toledo.
El 26 de junio de 2017 , el grupo fue recibido por el Papa Francisco
«Siempre hay alguien dispuesta a escuchar, especialmente las que son abogadas, también hacemos excursiones y viajes. En uno de estos viajes a Jaén, dimos testimonio, que sirvió para la creación de un grupo de mujeres separadas en la ciudad. También participamos con otros grupos de la Diócesis: Frassati, Family Night».
Un sueño hecho realidad
La historia de este grupo de mujeres dio la vuelta al mundo, atrayendo el interés de muchos órganos de información internacionales, cuando el 26 de junio de 2017 fue recibido por el Papa Francisco.
«Fue en Fátima, en una reunión con monseñor Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo hasta el año 2019, donde surgió la idea de escribirle una carta al Papa para pedirle una audiencia y poder explicarle lo que significaba la existencia del Grupo Santa Teresa para nosotras, inspiradas por su exhortación apostólica Amoris Laetitia».
«Nunca pensamos que llegara a hacerse realidad este sueño. Pero, monseñor Braulio, escuchó con atención, tomó el testigo y, ante nuestra sorpresa, nos pidió que la redactáramos. Y se la entregó personalmente, en un encuentro con el Papa en Roma».
«Llegó la respuesta. Monseñor Braulio tuvo la deferencia de no abrirla hasta estar reunido con el grupo –sigue revelando Mercedes, aún emocionada–. Una carta escrita de puño y letra del Papa, en la que se interesaba por el grupo e invitaba a ir a Roma, cuando el grupo decidiera la fecha».
Y finalmente tuvo lugar el encuentro, que comenzó con una misa en la Basílica de San Pedro y una reunión con el cardenal Kevin Farrel, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, donde se inició la idea de la participación en el Encuentro Mundial de las Familias con el Papa de 2018, en Dublín.
No tenemos vocación, como humanos, de permanecer heridos
El encuentro con el Papa
Mercedes nos lo cuenta como si fuera ayer: «A las cuatro de la tarde, tuvo lugar la audiencia con el Papa. Treinta y cinco mujeres del grupo y sus hijos. Los nervios, la expectación, eran máximos, no sabíamos cómo iba a resultar todo. Pero, entró el Papa en el salón y nos dijo ‘¡parece que estemos en misa!’, ya que el silencio era ensordecedor. Con esas palabras despertó, una sonrisa general, junto a la suya. Así fluyó todo con cercanía absoluta con nosotras».
«Tras saludar al arzobispo Braulio, al padre Miguel Garrigós , el padre Emilio Palomo, el padre Josué García y el vicario judicial José Antonio Martínez y al resto de la delegación diocesana, bromeó con los niños, nos cautivó –rememora–. El miedo escénico desapareció, el Papa es un gran comunicador».
El encuentro programado en un inicio para una hora se alargó casi dos. «Las teresas» pudieron sentir la felicidad del Santo Padre al estar con ellas, con sus hijos, y escuchar sus testimonios sinceros y duros.
No utilizar a los hijos
En referencia a los hijos, Mercedes Lobón revela que el Papa recomendó que «no los utilizáramos como arma de combate. No intentar barrer para casa. Predicar con el ejemplo. Y, desde el amor, educar a nuestros hijos a amar y respetar a todo el mundo. Y que rezáramos por nuestros maridos».
El Papa les alentó a seguir adelante con sus testimonios: «podemos ayudar a otras personas separadas a superar este sufrimiento», y nos remarcó: «la Iglesia nos arropa y abraza».
En lo relativo al dolor, les habló de un camino difícil pero lleno de gracia: «El perdón es difícil, pero va a la herida y a quién hirió. Es un camino y es una gracia de Dios. Creo que no se puede perdonar sin una gracia de Dios. No tenemos vocación, como humanos, de permanecer heridos. Hemos de acostumbrarnos a vivir con la cicatriz, ya que da dignidad, porque ha habido un sufrimiento detrás. Como las arrugas de los ancianos que dignifican a quienes las poseen».
¿Otro encuentro con Francisco?
El acto terminó con la entrega de un libro que contenía las cartas de cada integrante del grupo dirigidas personalmente al Papa y dibujos de los niños. Así como un cuadro de damasquino. El Papa nos correspondió entregándonos, a cada una, un rosario bendecido por él: «por favor, la última que apague la luz» y esa fue Mercedes.
El pasado fin de semana, don Miguel Garrigós, le ha hecho entrega de otra carta al Papa porque estas mujeres quieren volver, junto a su actual arzobispo, monseñor Francisco Cerro, y al obispo auxiliar de Toledo, monseñor Francisco César García Magán.
De hecho, los dos arzobispos de Toledo y su auxiliar cuentan que «siempre que han visto al papa, les pregunta por nosotras», concluye Mercedes Lobón Sánchez.