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El obispo beato Carlos Ponce de LeónFacebook

Argentina reabre el caso del beato Carlos Ponce de León ante la sospecha de atentado

Ha quedado probado que Ponce de León fue objeto de operaciones de espionaje, vigilancia y amenazas por parte de los órganos represivos de la dictadura argentina

La Corte Federal de Apelaciones de Rosario ha anulado la sentencia de 1978 que calificaba la muerte de Mons. Carlos Horacio Ponce de León, obispo de San Nicolás, como un accidente de coche. Este acto permite reabrir la investigación sobre este presunto atentado.

La Corte Federal de Apelaciones ha justificado el fallo de la siguiente manera: «ha quedado probado que Ponce de León fue objeto de operaciones de espionaje, vigilancia y amenazas por parte de los órganos represivos de la dictadura cívico-militar que gobernaba el país». El 11 de julio de 1977, mientras circulaba por la ruta nacional 9, en la jurisdicción de la ciudad de Ramallo, camino a Buenos Aires para visitar a un seminarista, el vehículo del obispo fue embestido por un camión. Recientes investigaciones de peritos han establecido que el camión que causó la muerte del obispo estaba parado, y en el cuerpo del obispo no se encontraron las fracturas descritas en la autopsia de 1977, compatibles con el accidente.

Carlos Horacio Ponce de León nació en Buenos Aires el 17 de marzo de 1914. Fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1938 y obispo el 18 de junio de 1966. Tras ser obispo auxiliar de Salta, dirigió la diócesis de San Nicolás durante 11 años, hasta su muerte accidental el 11 de julio de 1977. Fue uno de los obispos más comprometidos en la denuncia de los abusos, crímenes y violaciones de los derechos humanos cometidos por el régimen dictatorial, entre ellos la muerte del obispo Enrique Angelelli, recientemente beatificado.

Beatificación

Monseñor Enrique Angelelli (1923-1976), obispo de la diócesis de La Rioja, fue uno de los obispos más conocidos de Argentina, que no ocultó su oposición a la dictadura. Murió en un falso accidente de coche el 4 de agosto de 1976. Después de 38 años, el 4 de julio de 2014, dos altos funcionarios fueron condenados a cadena perpetua por el asesinato del obispo. Durante décadas, las autoridades habían afirmado que su muerte fue accidental. En 2015, se abrió la fase diocesana de la causa de beatificación, que condujo al reconocimiento de su martirio y beatificación el 27 de abril de 2019.