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Pablo José Barroso, director de Cristiada

Pablo Barroso, el director de 'Cristiada' que arriesga todo por hacer una buena película

Tras una profunda conversión, el director de cine decide arriesgar su fortuna para evangelizar con mega producciones cinematográficas, como Cristiada

Pablo José Barroso, empresario de éxito en México, tras una profunda conversión, decide arriesgar su fortuna para evangelizar con mega producciones cinematográficas, como Cristiada. En esta entrevista con El Debate revela por qué decidió producir la película más cara del cine mexicano, la última rodada por Peter O'Toole.

Pablo José Barroso era conocido en México como uno de los grandes empresarios del sector inmobiliario de bienes y raíces. Casado y con cuatro hijos, católico de misa dominical, pensaba que lo tenía todo.

Entre 2004 y 2005, al visitar un santuario mariano, se daría cuenta de que todavía le quedaba por comprender qué es el Todo: allí descubrió que el amor de Dios es algo vivo, mucho más real y verdadero que el dinero que entraba en su cuenta del banco.

Como a San Pablo, Dios le bajó de su caballo: decidió dedicar su vida a la evangelización, en particular con el cine, y fundar la productora Dos Corazones Films, que ha producido algunas de las películas de temática religiosa de mayor impacto, como Cristiada, con actores de la talla de Peter O'Toole, Andy García o Eduardo Verástegui.

Una nueva vida emocionante empezaba para Pablo José. Sabía que estaba arriesgando toda su fortuna en un sector tan difícil. La evangelización no hace rico a nadie, pero ofrece una riqueza diferente que el lector puede descubrir en esta entrevista, a corazón abierto.

–¿Cómo te conviertes en productor de cine?

–Vi la necesidad de llevarle a la humanidad la realidad de que Jesús es un Dios vivo, que nos ama, que está con los brazos abiertos, como lo dice la parábola del Hijo Pródigo. Trato de llevar este mensaje y de poder contárselo a la gente. Al no ser un buen comunicador, la única forma que vi posible para dar mi testimonio, para convencer a la gente, fue a través de los medios de comunicación masivos, en específico, el cine.

Empecé este camino produciendo películas como Karol, sobre la vida de San Juan Pablo II, y «Guadalupe», un relato actual de cómo la Virgen de Guadalupe sigue moviendo corazones siglos después de sus apariciones en el Tepeyac. Luego llegó Cascia y El gran milagro, en 2011. Fue una apuesta distinta para llevar el milagro de la Eucaristía a todos los públicos. Al igual que La leyenda del tesoro y, en 2012, fuimos con todo para producir Cristiada.

Peter Otoole

La parte de la distribución es un punto neurálgico: es un negocio muy frío que prácticamente de negocio te puedo decir que no tiene nada. No sé cómo sobrevivan empresas haciendo esto. Sin embargo, creo que, como empresario, todo lo que tenemos es de Dios y para Dios. Él nos lo ha dado. Creo que tenemos ese compromiso todos los creyentes de llevar la palabra de Dios al mundo.

–¿De dónde te viene esta pasión para realizar películas de este tipo?

–El cine o la televisión, son medios para transmitir valores universales. Los católicos hemos dejado que los medios nos envíen los mensajes que ellos quieren. ¿Por qué no lanzar los católicos mensajes que vayan a favor de la vida, de la familia de la Iglesia? Nos hemos dejado comer por lobos, y hay que despertar.

Lamentablemente se constata cada vez más la influencia a nivel mundial de antivalores, que están al servicio del negocio. Nosotros hemos querido entrar dentro de los medios de comunicación para que se vea que también hay un mercado importante y extenso para los católicos.

–Además de productor de cine, ¿qué otra actividad desempeñas o cómo combinas tu trabajo con el cine?

–Soy, más bien, era industrial. Desde mi encuentro con el Señor, lo que tengo se lo he dedicado al cine y he metido mucho de mi capital para producir estas películas. Hemos pasado dificultades, pero hemos seguido lo que Dios nos pedía. En mi vida, lo importante es mi familia, tiempo para estar con Dios, formarme más espiritualmente, tiempo para estar en paz conmigo mismo.

De nada sirve el éxito si tú te pierdes, así ya no puedes dar ejemplo ni estar con tu familia. Si no podemos comprar un coche mejor o ir de vacaciones, no pasa nada, tenemos a Dios. Desde el principio, he tenido que financiar mi trabajo en el cine, porque aún no ha sido autosustentable para mí. Pero Dios provee.

Hace unos años, con mi productora «Dos Corazones» encontramos un buen distribuidor para películas como El gran milagro, Karol o Cascia en países como Polonia, Rumania, Alemania, o Francia, también en Estados Unidos y casi toda Sudamérica. De este modo, poco a poco, he ido recuperando la inversión de Guadalupe o Cristiada, que se encuentran en plataformas de cine como Netflix o Amazon.

Hemos producido 16 películas, distribuimos en 45 países, pero queda camino.

–Los que te conocemos sabemos que «Cristiada» no es sólo una película con grandes actores de Hollywood. El largometraje se origina en tu interior. ¿Cómo fue el proyecto de Cristiada?

– Todo comenzó con el objetivo de tratar de cambiar vidas y acercarlas a Dios. Tal vez sea una cosa mía, pero no veo los éxitos o los fracasos en el plano material, que es lo que todo empresario buscaría. Para mí el éxito consiste en si la persona cambia tras ver mi película en su lado espiritual, que es la parte más importante del hombre, y por lo cual trabajo. Por eso, a pesar de todo, estoy muy contento.

Cuando Dios quiere que algo se haga, Él se encarga de confirmarte sus planes. Yo ya no quería realizar este nuevo proyecto, estaba muy desanimado, porque todas las películas anteriores no resultaron como esperaba, y no solo en el área del financiamiento. El cine es una industria muy complicada y aunque la gente diga que hacen falta productos audiovisuales con valores, luego es difícil que metan su dinero.

Cuando estrenamos Cristiada durante una semana, la vieron más de 400 mil personas en los cines de Estados Unidos y acá, en México, un millón seiscientas mil, en dos semanas. Había invertido tanto dinero, que casi me arruiné. Los actores eran grandes talentos de Hollywood, con un caché alto, que se había pagado. Pensé que el público había comenzado a entender y tener gusto por este género de cine de valores, pero aún hoy en día sigue costando mucho.

–¿Cómo fue el rodaje de «Cristiada»? ¿Cómo fue rodar con Peter O’Toole?

Cristiada ha sido la película más cara, hasta ahora, del cine mexicano. Buscamos un director magnífico, Dean Wright, y fue escrita por el maravilloso Michael Love, sobre un guion mío. Ellos entendieron la trascendencia de este proyecto. Supieron ver que era más que una película.

Entre sus principales protagonistas están actores de la altura de Peter O’Toole, Eva Longoria, Andy García y mi compadre Eduardo Verástegui, Rubén Blades, Mauricio Kuri y tantos grandes del cine.

El dinero venía de lo que ya sabes, muchos amigos que se fiaron de la Providencia y de mi productora Dos Corazones films. El Señor nos favoreció, ya que la distribuidora fue Twentieth Century Fox.

El rodaje duró doce semanas. Sin embargo, el proyecto ya llevaba más de tres años, en los que estuve trabajando y documentándome, escribiendo el guion. Una vez que tuvimos el guion, buscamos un director, después un director de casting, éste nos empezó a dar opciones tanto a Dean Wright como a mí. Estoy muy contento de haberle hecho caso en todas las decisiones y muy agradecido con los actores que confiaron en mí, una empresa independiente, y aceptaron entrar en este proyecto.

Peter O’Toole, tenía un papel pequeño, pero muy significativo, para el desarrollo de la película. Cuando rodamos Cristiada, tenía casi 80 años, y seguía siendo una estrella de cine. Su actuación acapara la atención del espectador. Su papel era encarnar el personaje del padre Christopher, un anciano sacerdote mexicano que encamina por el buen camino a un joven delincuente, llamado José, interpretado por Mauricio Kuri. Cuando el padre Christopher cae víctima de la persecución anticatólica de 1926, O'Toole da a la escena un peso trascendente. Fue una escena que se rodó sólo una vez… Al terminar quedamos todo el equipo en silencio, con el corazón encogido y yo no pude aguantar las lágrimas. Sentí que Jesús estaba sentado con el equipo de dirección. Esta fue la última película de Peter, ya que falleció en diciembre de 2012.

–¿Ha dado frutos espirituales tu trabajo?

–Para empezar, los propios actores, como Andy García o Peter O’Toole, que no entendían cómo esta historia, que sucedió de verdad en México no hace muchos años, ha estado oculta.

He oído de cambios para ser mejor de varios niños y adultos. He recibido testimonios de sacerdotes en los que reconocen cómo esta película les ha hecho mejores. Sé de gente que inclusive quiere más a México después de ver la película. Estoy muy contento y agradecido que tengan esa confianza de decírmelo.

–¿Cómo pueden los lectores de El Debate apoyar tu cine?

–Los animo a que visiten nuestra web Dos Corazones Films. Ahora pueden ver el contenido de nuestro cine en línea durante un año con un pequeño donativo. Les servirá de suscripción y, de este modo, nos ayudarán a terminar nuestra próxima película de animación, Max & Me, sobre la vida de San Maximiliano Kolbe.