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Asumpta Serna, Cristina González del Valle y José María Rueda

Cristina González del Valle interpreta a la santa pionera de la dignidad de la mujer en «La Sirvienta»

Cristina es Vicenta María López Vicuña (1847-1890), la santa fundadora de las Religiosas de María Inmaculada y pionera en la lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres

La protagonista del largometraje, que se estrena en cines el 24 de marzo, da vida a la fundadora de las Religiosas de María Inmaculada, pionera de los derechos y la dignidad de la mujer. Una trama que se cruza con historias muy actuales que de santas tienen muy poco… o mucho.

Cristina González del Valle vive en estas horas esa tensión única, mezcla de excitación y sorpresa, que experimenta todo actor en vísperas de la salida en salas de su última película.

En La Sirvienta, largometraje que se estrena en cines de toda España el 24 de marzo, Cristina es Vicenta María López Vicuña (1847-1890), la primera santa navarra, fundadora de las Religiosas de María Inmaculada una de las pioneras en nuestro país en la lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres.

La actriz vasca, que ha intervenido en series tan conocidas como Amar es para siempre, Centro médico o El caso, se vuelve a poner bajo las órdenes del director de cine Pablo Moreno en esta nueva producción que evita los tonos edulcorados de las vidas de santos.

La película, de hecho, tiene una trama muy actual: la historia de Lera, trabajadora del servicio doméstico, acusada de un delito. En el calabozo de las dependencias de un cuartel de la Guardia Civil, conoce a Mihaela y a Julia, dos prostitutas con las que comparte la historia que le salvó la vida.

Ahí es donde entra en escena Vicenta María. Pero aquí nos detenemos para no hacer spoiler. Como nos cuenta en esta entrevista exclusiva concedida a El Debate por su protagonista, es una película «llena de verdad».

Daniela Arias y Cristina Gonzalez del Valle

–Cristina, ¿cómo has acabado protagonizando esta película? ¿Cómo ha sido rodar el personaje de una santa, y vaya santa?

–Me llamó Pabló y me dijo que tenía un proyecto entre manos, que estaba buscando a la protagonista. Yo ya había trabajado con Pablo en dos ocasiones, en «Luz de soledad» y, en «Fátima, el último misterio».

Hice la prueba en plena pandemia, vía Zoom. Recuerdo estar muy nerviosa. Pocos días después me volvió a llamar Pablo: sí, había sido elegida como protagonista de su próxima película.

A causa de la pandemia, tuve la suerte de tener dos meses de preparación en casa, antes de empezar el rodaje. De este modo, pude trabajar mucho el personaje. Dos meses no se me van a olvidar en la vida.

Mi primer día de rodaje fue en Salamanca. Al equipo técnico apenas conocía, pero Pablo se encargó de crear un clima maravilloso de trabajo. Para mí la escena más complicada es esa en la que Vicenta María está escribiendo, con pluma y papel, a la luz de una vela. Era una secuencia con mucha carga emotiva mientras escribía una carta, la pluma, era de época estaba rota y se me caía en cada toma dentro de la tinta manchándolo todo, mis dedos incluidos, fue complicada, el equipo de arte atentos, para cambiar todo rápido y volver a rodar, con un silencio increíble en cada «corten» fue en este momento cuando pensé «Qué maravilla de equipo, qué profesionales», que suerte, remar todos en la misma dirección,

Rodábamos muchísimas horas, con frio y calor, pero el equipo técnico siempre con una sonrisa. Las hermanas estuvieron presentes en el rodaje. Siempre pendientes de todos por si necesitabamos ayuda, a mi la verdad que ayudaron muchísimo. Me he sentido muy cuidada.

Este rodaje no lo voy a olvidar en la vida, sobre todo por el cariño recibido de todos.

–Lo más original y complicado de esta película es, sin duda, su historia, una historia ligada la vida de religiosas, con todo lo que esto implica de cliché social en nuestros días.

–Estoy segura de que los espectadores, después de verla, tendrán claro el importante papel que tienen estas mujeres, a pesar de la época en la que viven, para superar las trabas por ser mujer. Verán mujeres tenaces.

Pablo Moreno, en esta película, deja ver la importancia de la mujer, en lo social, más allá de que sean monjas o no. Es un papel mucho más decisivo de lo que el mundo puede pensar de las monjitas. La labor social que dejó Vicenta María es impresionante: una mujer que saca del «pozo» a otras mujeres. Fue una adelantada a su época, una revolucionaria, una auténtica feminista.

Recogía a mujeres de la calle, muchas de ellas venían enfermas. La mayoría recorrían un largo camino desde sus pueblos a Madrid. Y, en ese camino, muchas habían sido violadas, agredidas…

La obra de Vicenta María consistía en recogerlas, cuidarlas, enseñarles a leer, escribir, a hacer cuentas, para que no las engañaran y les enseñaba una profesión, el servicio doméstico. Luego las colocaba en buenas casas. Sin duda Vicenta María fue la inventora sin saberlo de la FP.

No tengo miedo a perder papeles por haber dado vida y voz a una mujer religiosaCristina González del Valle

–La película se inspira en la vida de Vicenta María, ¿cómo te metiste en el pellejo de esta santa?

–La película empieza con Vicenta María de pequeña que lo interpreta a la perfección Daniela Arias.

El secreto de la película, es guion maravilloso de Pablo. Resumir la vida de una persona en 1 hora y algo no es fácil, pero es la magia de Pablo Moreno.

Trabajamos mucho las fases de guion y las dividimos en tres partes. La primera parte, cuando llega a Madrid, durante la adolescencia. Es la parte más tierna, más inocente. La segunda es la educación, cuando decide qué quiere hacer en la vida y cómo luchará por ello. Y la última parte es la más dura, porque es cuando afronta duras pruebas, la madurez de Vicenta María. Trabajé mucho con el cuerpo para mostrar cómo se va desgastando con los años, tras las derrotas que vive.

El vestuario, es espectacular. Son unos grandes profesionales. Al ser tan exacto a la época te ayuda a meterme más en el papel.

José Maria Rueda, Cristina G del Valle, Daniela Arias y Sergio Cardoso

–¿Qué hay de Vicenta María en Cristina?

–Mucho. Ahora soy mucho más fuerte y valiente y tengo muy claro lo que quiero y voy a perseguirlo. Vicenta María me ha inspirado a trabajar duro. La vida, a veces, es dura. Vicenta María me ha hecho ver que todo en la vida se puede conseguir, o casi todo, trabajando mucho, esforzándote, luchando y creyendo en lo que haces.

–Me llama mucho la atención de tu carrera, como actriz, la coherencia en la elección de los papéeles que interpretas. ¿Cómo lo has conseguido? ¿No has sentido miedo a perder papeles por hacer cine «católico»? Sería algo discriminatorio, para ti, ¿no te perece?

–A mi me llegan guiones, historias y si me emocionan me meto de lleno. No soy una actriz que pueda elegir papeles, ojalá, la realidad es que es una profesión muy inestable e intermitente.

En mi caso no tengo miedo a perder papeles por haber dado vida y voz a una mujer religiosa. Si un director no me llama por haber interpretado un personaje real religioso, en este caso, por dar a conocer una realidad de la Iglesia católica, entonces significa que no tenía que trabajar para él. Nunca nos llegaríamos a entender.

–¿Qué planes tienes ahora?

–Tengo muchas ganas de trabajar con mujeres directoras, en ficción solo me han dirigido hombres…

Como te conté antes, pasé la pandemia aquí, en Madrid, en mi pisito con mi perra. En esos días interminables, me vino una idea a la cabeza y empecé a escribir. La verdad es que me apetece mucho estar detrás de las cámaras y contar una historia a mi manera. Quiero dirigir.

No sé que pasará mañana, donde estaré… en esta profesión nuca se sabe… pero si volviese a nacer te prometo que sería de nuevo actriz. Empezaría antes seguro. Tengo la profesión más bonita del mundo, me permite dar vida a mujeres como Vicenta María, una mujer, que nació y luchó para cambiar la vida de otras mujeres.