500 años de la catedral de Granada: el plan de Carlos V para su ciudad imperial
Su construcción cobra sentido dentro del proyecto de ciudad imperial de Carlos I de España para Granada, como continuación de los planes de sus abuelos, los Reyes Católicos, tras su toma en 1492
Dijo el escritor José Camón Aznar: «La catedral de Granada es la más bella del Renacimiento». Dedicada a Santa María de la Encarnación, es una de las sedes episcopales más antiguas del Occidente cristiano y una de las primeras fundadas en la Península Ibérica.
Su construcción cobra sentido dentro del proyecto de ciudad imperial de Carlos I de España para Granada, como continuación de los planes de sus abuelos, los Reyes Católicos, tras su toma en 1492. Fue el 21 de mayo de ese mismo año cuando se crea el cabildo y se funda la catedral. Su primera sede fue, de manera provisional, la Mezquita Real de la Alhambra. Pasó durante los años por varios edificios, aunque el deseo expreso de la Reina Isabel era que fuese la mezquita la que albergase la catedral. Esta no cumplía las condiciones, por lo que se ideó la edificación de un nuevo templo en el centro de la ciudad.
La primera piedra de la que es hoy la catedral de Granada y sede de la archidiócesis fue colocada el 25 de marzo de 1523. Para cinco años después, ya estaban levantados los muros de la cabecera y la parte norte del templo, hasta la torre, que seguían un estilo gótico. Hasta ese momento, era Egas el arquitecto encargado del proyecto, pero en 1528 fue sustituido por Diego de Siloé.
Como maestro mayor, estuvo treinta y cinco años al frente de las obras. Siloé desarrolló en este tiempo una amplia y diversa actividad: las portadas exteriores del Ecce Homo y el primer cuerpo de la del Perdón. Concentró todos sus esfuerzos en la cabecera, en sus cimientos y contrafuertes. El gran reto que encontró fue dar respuesta a las exigencias simbólicas y estéticas de la nueva catedral imperial.
Siloé falleció en 1563 y tras él hubo siete maestros mayores hasta llegar a la finalización del templo en 1704. Uno de los más célebres es Alonso Cano y, sin embargo, fue la más corta. Tan solo estuvo al frente de las obras durante 123 días. Este fue el proyecto más importante que abordó el polifacético artista granadino. Su tarea fue cerrar el espacio gótico-renacentista que Siloé había empezado.
Pasarían más de cien años desde Cano hasta la inauguración, en 1708. El 24 de diciembre el canónigo obrero anunció al cabildo catedralicio que la bóveda central del segundo crucero estaba terminada. Concluían así 181 años de construcción del templo que sería el centro de la ciudad imperial, proyecto que nunca salió adelante, puesto que Granada perdió la posibilidad de ser el lugar de enterramiento del Emperador y sus sucesores.