Fundado en 1910

El padre Hernán Alessandri

Hernán Alessandri, el «Jesús en bicicleta» que salvaba a las niñas de la prostitución

La Iglesia ha abierto la causa de beatificación de Hernán Alessandri Morandé (1935 – 2007), sacerdote chileno que dedicó gran parte de su vida a ayudar a niñas víctimas de abusos, incluyendo violencia en sus hogares y el recurso a la prostitución infantil

Se abre en Santiago de Chile la causa de beatificación de este chileno, fundador de los centros 'María Ayuda', conocido en los barrios pobres de esa ciudad como «un Jesús en bicicleta».

Ya es oficial. La Iglesia ha abierto la causa de beatificación de Hernán Alessandri Morandé (1935 – 2007), sacerdote chileno que dedicó gran parte de su vida a ayudar a niñas víctimas de abusos, incluyendo violencia en sus hogares y el recurso a la prostitución infantil.

Su obra más conocida es la fundación María Ayuda, que hasta el día de hoy sigue acogiendo y asistiendo a niñas y niños en riesgo social.

En las calles de los barrios de la popular Zona Oeste de Santiago se movía en dos ruedas, motivo por el cual el documental que cuenta su vida lleva por título el apelativo con el que algunos le identificaban, «un Jesús en bicicleta».

La apertura del proceso diocesano de beatificación del padre Alessandri, sacerdote del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt, tuvo lugar el 31 de marzo. La solemne ceremonia fue presidida por el cardenal navarro (nacido en Artaiz) Celestino Aos, arzobispo de Santiago de Chile, según informa la página web de Movimiento Apostólico de Schoenstatt.

Esta realidad eclesial fue fundada en 1914, en Alemania, y se ha expandido a más de 110 países, reuniendo a miembros de todas las vocaciones y estados de vida.

Nieto de presidente

Nacido en Santiago de Chile en 1935, nieto del presidente de ese país, Arturo Alessandri Palma, e hijo de Hernán Alessandri Rodríguez, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y de Loreto Morandé Campino, su segunda esposa, Hernán era un prometedor estudiante de Derecho de la Universidad de Chile.

La sorpresa se la llevó su familia cuando anunció sus intenciones de ser sacerdote de los Padres de Schoenstatt, pues el movimiento en aquella época parecía más bien revolucionario.

Recién ordenado sacerdote, en 1957, se fue a trabajar al servicio de los pobladores de Carrascal. Comprendió su vocación: «Descubrí toda la riqueza religiosa de la gente sencilla, su capacidad de sacrificio, su lucha por ayudar a los hijos a salir adelante», diría después el padre Hernán.

Para Hernán, las condiciones materiales y físicas eran fundamentales para el pleno desarrollo de las personas como hijos de Dios, por lo que organizó comedores para niños y talleres de artesanía para el sustentamiento de mujeres, gracias a que su producción era exportada a Alemania.

Gran teólogo, Juan Pablo II le invitó, en 1985, a participar en Roma en una reflexión sobre el Concilio Vaticano II, veinte años después de su clausura. Contribuyó a la tercera conferencia general del episcopado latinoamericano, inaugurada por Karol Wojtyla el 27 de enero de 1979 en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México.

Niños de la calle

En 1983, la crisis económica obligó a muchos niños y niñas de Santiago de Chile a salir a las calles. El padre Hernán se conmueve al ver a niñas menores de edad vendiendo sexualmente sus cuerpos en las calles, a causa de la extrema pobreza. Exclamó: «Esto no puede ser, ¡María ayuda!». Su grito dio nombre a su obra, «María Ayuda».

Recurriendo a la solidaridad de la sociedad civil, convocó a un grupo de familias para que le ayudaran a fundar la primera casa de acogida para nueve niñas, con un modelo pedagógico basado en tres pilares: fortalecer la dignidad; hacer la experiencia de hogar y familia; sanar los vínculos consigo mismo, con los demás y con Dios.

Les decía a las niñitas de «María Ayuda»: «tú eres una princesa, porque Dios es tu Padre», y les enseñaba que su dignidad no es algo exterior y que Dios nos sana desde adentro.

Hoy día 'María Ayuda' está presente en nueve ciudades de Chile con once programas asistenciales.

Al informar sobre la apertura de su causa de beatificación, Marcelo Aravena, también sacerdote de Schoenstatt, destaca tres características de su testimonio de vida: «un amor entrañable por la infancia vulnerada y sufriente», «su dedicación incansable por las familias y su salud espiritual y material» y finalmente «su gran amor por la Iglesia que para él debía ser ‘alma del mundo’».

El padre Hernán falleció el 18 de diciembre de 2007, a sus 72 años de edad, tras haber estado postrado en cama los últimos nueve años de su vida debido a una enfermedad.

La Iglesia de Chile, que en los últimos años ha sufrido tanto a causa de los escándalos de sacerdotes, mira ahora con esperanza la investigación que abre el proceso de beatificación de este hijo suyo.