Qué gracia promete Jesús a quien participe en la fiesta de la Divina Misericordia
El Señor Jesús desveló a santa Faustina cuándo había que celebrar la fiesta, el motivo y el propósito de la misma; cómo prepararla y qué prometía a quien participara en ella
La fiesta de la Misericordia se celebra el primer domingo después de Pascua, que actualmente se conoce como el Domingo de la Divina Misericordia. El primero que la inscribió en el calendario litúrgico fue el cardenal Francisco Macharski para la diócesis de Cracovia (1985) y, posteriormente, los obispos polacos fueron introduciéndola en sus diócesis. El Papa Juan Pablo II la instituyó en 1995 en toda Polonia. El 30 de abril de 2000, día de la canonización de Sor Faustina Kowalska, el Papa Wojtyla instituyó la fiesta en toda la Iglesia.
Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia
Deseo de Jesús
La razón para instituir la fiesta era del mismo Jesús, que le dijo a sor Faustina: «Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia (Diario 299). Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias». (Diario 699).
La gracia concedida
El Señor, además, manifestó cuando había que celebrar la fiesta, el motivo y el propósito de la misma; cómo prepararla fiesta y qué prometía a quien participara en ella.
La mayor de ellas es la gracia «del perdón total de las culpas y de las penas» para quien reciba en este día la comunión después de confesar los pecados.
Un segundo bautismo
En las promesas de Jesús vinculadas con la Fiesta, el Señor asoció el perdón de culpas y penas a la comunión recibida el día de la fiesta; al hecho de comulgar en la Fiesta de la Misericordia, la fiesta que él deseaba y comunicó a santa Faustina, elevando la Sagrada Comunión recibida en esta festividad como un «segundo bautismo».
Para prepararse debidamente para esta festividad, se puede hacer la novena correspondiente y rezar la Coronilla los 9 días que preceden a la Fiesta, desde el Viernes Santo.
«Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero», le dijo Jesús a Faustina para que todo el Pueblo de Dios pudiera disfrutar de amor que Dios siente por cada uno de ellos.