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Conchita Barrecheguren

La Iglesia beatifica a la niña santa de Granada, Conchita Barrecheguren

La joven granadina, fallecida con 22 años víctima de tuberculosis va a ser beatificada en la catedral de Granada

La Iglesia de Granada va a celebrar la beatificación de la niña granadina Conchita Barrecheguren, este sábado 6 de mayo. La eucaristía de la beatificación comienza a las 11, tras la vigilia del viernes en el Santuario del Perpetuo Socorro, donde descansa la nueva beata junto a su padre, también venerable y en vías de ser también beatificado.

La santidad, desde la cama

Apenas han llegado fotos del rostro de Conchita hasta hoy, aunque su figura y su historia son bien conocidas en la ciudad por ser un ejemplo de entrega a Cristo en la cotidianidad de la vida; en este el drama de la enfermedad que la tuvo postrada a lo largo de su corta vida.

Conchita Barrecheguren junto a su padre

El padre, también en proceso de beatificación

Según informan desde el Arzobispado de Granada, la imagen de Conchita ha sido idealizada por el autor Luis Ruiz. En el retrato, la niña aparece sosteniendo en sus manos un Niño Jesús, tal y como aparece en algunas fotografías originales: la Conchita niña que, en sus largos ratos de soledad y silencio en su habitación, debido a la enfermedad.

Cartel de la beatificación de Conchita Barrecheguren

Jugaba con él y que «es como un eco de la imagen de la Virgen con el Niño que está detrás de ella y a quien parece que quiere imitar», recuerda el artista Luis Ruiz.

Junto al de Conchita, el autor ha realizado otro cuadro de su padre Francisco Barrecheguren, pensado para formar un díptico, ya que también se encuentra en proceso de beatificación.

En 1938, comenzó la causa de beatificación de la muchacha Conchita, hasta noviembre de 1945. En dicho proceso declararon 56 testigos, confesando la excepcionalidad de aquella joven enferma de tuberculosis.

Su padre, Francisco Barrecheguren Montagut, leridano nacido el 21 de agosto de 1881 y fallecido en Granada el 7 de octubre de 1957, que también se encuentra en proceso de beatificación, tras perder a su mujer y a su hija, y e haber donado sus bienes a la Congregación de los Esclavos de la Eucaristía, fue ordenado sacerdote con 68 años. Toda su vida fue una dedicación constante a la enseñanza de niños pobres y a la asistencia de ancianos y enfermos.

Desde 2007, los restos de padre e hija descansan juntos en el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.