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Catedral de Valladolid

La ACdP organiza un encuentro para rezar por los gobernantes: «Lo hacían los primeros cristianos»

Este miércoles, el centro de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) de Valladolid recoge la petición del apóstol y organiza una jornada de oración por todos los políticos, gobernantes y autoridades, independientemente de su color político o su partido

La ACdP organiza un encuentro para rezar por los gobernantes, un ejemplo de cómo puede ser la participación política de los católicos más allá del voto.

«Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades», pedía San Pablo en su primera carta a Timoteo. Este miércoles, el centro de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) de Valladolid recoge la petición del apóstol y organiza una jornada de oración por todos los políticos, gobernantes y autoridades, independientemente de su color político o su partido.

Abierto a todos

El acto, abierto a todo aquel que quiera participar, tendrá lugar a partir de las 19 horas en la parroquia de San Lorenzo. Patricia Santos, profesora de Doctrina Social de la Iglesia y de Filosofía del Derecho en la Universidad CEU San Pablo, recuerda que «rezar por los políticos es una práctica que ya llevaban a cabo los primeros cristianos… ¡y eso que el gobernante en aquel momento era Nerón!», el emperador que llevó a cabo las primeras persecuciones contra los seguidores de Jesucristo.

«Rezar por alguien es un acto interno que te purifica, te obliga a pensar en el bien de otros, y por tanto suaviza la confrontación, te pone en otra órbita», añade Santos. Orar por los mandatarios es, también, una petición que el papa Francisco ha repetido en varias ocasiones. «Recemos: los gobernantes necesitan la oración. Es una tarea que el Señor nos confía. ¿La cumplimos o hablamos e insultamos?», pidió en la solemnidad de San Pedro y San Pablo de 2020.

Algo antes, en una homilía en Santa Marta en 2017, el pontífice recordó también la importancia de que los políticos recen, «porque es la oración por el bien común del pueblo que le ha sido confiado». Invocando «la conciencia del gobernante que sabe que sobre él hay otro que manda», Francisco señaló que el político que no reza «se cierra en la propia autorreferencia o en aquella de su partido, en ese círculo del que no puede salir: es un hombre cerrado en sí mismo».

Iglesia y partidos políticos

La jornada de oración de la ACdP en Valladolid se celebra en vísperas de las elecciones municipales del 28-M. Sobre la relación entre la Iglesia y los partidos políticos, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha reclamado a menudo la independencia. «La Iglesia –cita la Nota sobre la participación política de los cristianos publicada por la CEE en vísperas de las primeras elecciones tras la dictadura– no desea el poder político ni apoyar en él su acción pastoral. Y, por consiguiente, no entra en el juego de los partidos políticos. Más aún, deseamos que la Iglesia en cuanto tal (...) se mantenga en una actitud de independencia respecto a los distintos partidos políticos».

Esto implica que la Iglesia no tenga nada que decir sobre los comicios. En primer lugar –recuerda Patricia Santos– los cristianos tienen el deber de participar en las elecciones, como forma de responsabilizarse del bien común. «La participación es un derecho, pero también un deber», señala la profesora, citando el punto 167 del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia: «El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad: ninguno está exento de colaborar, según las propias capacidades, en su consecución y desarrollo».

No confundir política con partidos

A la hora de votar, la Iglesia da libertad a los fieles, pero –señala Santos– hay que tener en cuenta una serie de «líneas rojas» éticas que no se pueden cruzar para votar «en conciencia»: la defensa de la vida, el matrimonio y la familia; la defensa de la libertad de educación, de expresión y de conciencia, y el principio de justicia social. La experta también incide en la cuestión del «voto útil», o el «mal menor»: «No puede ser la norma, sino que es una excepción; si uno vota pensando en el mal menor, se vuelve cómplice, y tiene que pensar también en qué hará después para compensar el bien que se está dejando de hacer».

Orar por los gobernantes o participar en las elecciones son solo dos ejemplos de cómo puede ser la participación política de los católicos. «A veces confundimos la política con los partidos, pero a través del asociacionismo se puede influir en las decisiones de los gobernantes», y pone como ejemplos los medios de comunicación o las entidades del tercer sector.