La JMJ de Lisboa contará con 150 confesionarios hechos por presos «a velocidad de crucero»
Según afirman los organizadores, servirán para «contribuir a la reinserción social» de los reclusos
Durante la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra este verano en Lisboa podrán acceder al sacramento de la Confesión hasta 150 personas a la vez. Más de un centenar de confesionarios estarán repartidos por el Parque del Perdón, en el barrio de Belém. Todos ellos están siendo construidos por reclusos en centros penitenciarios locales.
Es en las cárceles de Paços de Ferreira, Oporto y Coimbra donde los presos trabajan en el ala de carpintería a toda máquina para que estén listos en los cincuenta días que quedan para que de comienzo la JMJ.
Con un equipo de seis o siete internos, se han construido cincuenta confesionarios en cada centro y ya están casi todos listos y embalados. «Esto de aquí me alivia más la cabeza», dice Fernando, uno de los reclusos entregados por completo a la tarea. «Fuera de aquí, esto es en lo que llevo trabajando desde pequeño», confiesa el recluso, que reconoce que «el tiempo pasa mejor aquí trabajando».
El proyecto va «a velocidad de crucero», según admite José Antonio da Silveira, director de Paços de Ferreira, que cuenta también que el proceso ha tenido algunos contratiempos, sobre todo en lo que concierne a los miembros del equipo de carpintería. «Algunos se han ido, afortunadamente. Fueron liberados», cuenta.
Con todos los confesionarios prácticamente terminados, da Silveira destaca la importancia de estas iniciativas que acerca el centro penitenciario al exterior y «es una forma de demostrar a la comunidad, a la sociedad, que aquí se hacen cosas buenas».
En la cárcel de Oporto, donde solo queda pintar las maderas que han formado los confesionarios, los reclusos han colocado una placa en cada banco como identificativo de su trabajo. Manuel Días ha sido el encargado de barnizar y se muestra agradecido porque todo «ha salido bien», y aunque muestra su alegría por haber colaborado, le apena no poder ver a los jóvenes sentados en los confesionarios. En Oporto han terminado fabricando 51 confesionarios. Los 50 que pidió la organización de la JMJ y uno extra para poder quedárselo y que los presos puedan confesarse.
Por otro lado, los cinco miembros del equipo de Coimbra ya han terminado y han enviado su trabajo a Lisboa. Uno de ellos es Pedro Silva, cuya liberación está prevista para el 10 de junio. Entre sus planes tras salir de la cárcel ha añadido ahora una parada obligatoria en la JMJ. Silva quiere dirigirse a los jóvenes para decirles: «no pueden perder el amor, la esperanza y la libertad». Sobre los confesionarios, espera que todos disfruten y que «admiren el trabajo realizado», a la vez que afirma: «por mi parte, pongo mi esfuerzo, amor y dedicación».