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Sor Evelyn del Niño JesúsDeClausura

Sor Evelyn pasó de azafata en Singapur a humilde dominica en Segovia: «Dios nos busca»

Sor Evelyn es la más reciente profesa del Monasterio de las Monjas Dominicas de Santo Domingo el Real de Segovia, tras 30 años sin entrar una vocación

Tras 30 años sin vocaciones, el Monasterio de Monjas Dominicas de Santo Domingo el Real de Segovia acoge a una nueva religiosa profesa perpetua: sor Evelyn del Niño Jesús, procedente de Singapur.

Sor Evelyn es la más reciente profesa del Monasterio de las Monjas Dominicas de Santo Domingo el Real de Segovia, tras 30 años sin entrar una vocación. Sor Evelyn cuenta para El Debate como empezó su viaje. Dejó su trabajo como azafata de vuelo de una de las líneas aéreas más importantes de su país para consagrarse a Dios en una vida de oración y trabajo.

Desde el protestantismo

«Tenía toda la vida lujosa que quería, pero me di cuenta de que nada podía realmente llenarme. Siempre buscaba a Dios, buscaba la verdad, aunque no era muy religiosa», asegura sor Evelyn para El Debate

Evelyn era protestante y se convirtió al catolicismo por un amigo católico. Entendió que «quería vivir toda su vida para Dios. No sólo hacer algo bueno, como una obra de caridad, sino ofrecer toda la vida en unión con Jesús». Poco a poco su vocación fue avanzando, aunque al principio pensó que sería religiosa carmelita, de las que sólo hay un monasterio en todo Singapur.

Votos solemnes de sor EvelynDeClausura

Ser azafata de vuelo le permitía viajar con mucha frecuencia a Roma, y aprovechaba para rezar ante la tumba de Santa Catalina de Siena, que está enterrada en la iglesia de Santa Maria Sopra Minerva. Además, frecuentaba a las Hermanas de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta que le presentaron al sacerdote dominico que les celebra diariamente la misa. Fue él quien la puso en contacto con la comunidad de religiosos dominicos en Singapur, donde uno de ellos es de Segovia, y le puso en contacto con la rama femenina de la Orden de Predicadores en España, encontrar su vocación como dominica fue un regalo de la universalidad de la Iglesia.

Dios nos busca

La ahora religiosa explicó su felicidad al responder a su vocación:

«Cuando doy la respuesta a Dios y me pongo de acuerdo con su voluntad, me siento feliz. Soy una pecadora, pero Dios quiere que yo haga como un centinela ante el mundo para decir ‘Dios está, hay Dios, hay eternidad’. No tengo que hablar mucho, pero la existencia de una monja de clausura puede hacer más que si estoy en el mundo, por su vida de oración, por su vida de caridad con sus hermanas… Y aunque mucha gente ni entiende nuestra vocación ni sabe nuestra existencia, la vocación de la monja de clausura en el monasterio es como el corazón de un hombre, no se ve como las manos, los ojos… pero es vital para que el hombre viva».

Para la familia de Evelyn no fue fácil aceptar su vocación, «ahora están de acuerdo porque saben que estoy feliz aquí».

«Lo importante es que Dios nos busca, hasta que nos damos cuenta, cuando empezamos a sentir que nos falta algo porque lo que tenemos no nos llena hay que ser muy sincera con una misma y saber lo que se quiere de verdad», afirmó.

Sor Evelyn, ya ha profesado sus votos perpetuos, su valentía la define, dio un giro definitivo a su vida, que sólo se explica porque Dios le ha tocado el corazón y ha salido a su encuentro.