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Tel Beersheba

Diez historias del Antiguo Testamento que la arqueología bíblica ha demostrado que son ciertas

Contrastar la Biblia como texto histórico con pruebas sobre el terreno o documentales permiten identificar, confirmar y datar distintos episodios y personajes

Algunos de los pasajes más antiguos de la Biblia, de los que podría dudarse su veracidad encubierto bajo un halo de leyenda, han ido confirmándose con el paso del tiempo gracias a la arqueología bíblica, a los manuscritos de la época que se van encontrando referencias históricas que confirman que son reales. Dave Armstrong, autor de La palabra tallada en la piedra: cómo la arqueología, la ciencia y la historia respaldan la Biblia, enumera quince relatos de las Sagradas Escrituras de los que se han ido encontrado pruebas para la Fundación Tierra Santa.

El diluvio universal

La arqueología ha mostrado pruebas de que hacia el 2900 a.C. hubo una gran inundación en la llanura de Mesopotamia –el sur del Irak actual–, entre dos ríos: el Tigris y el Éufrates. Leonard Wooley fue el arqueólogo que lo constató, mientras excavaba la ciudad bíblica de Ur. El agua habría tardado unos 10 meses en secarse, como se dice en el Génesis (7, 11 y 8, 13).

Abraham vivió en Beerseba

Se ha dicho en muchas ocasiones que Abraham no pudo haber vivido en Beerseba, ya que en su tiempo la ciudad que lleva este nombre todavía no obstante y que era un anacronismo. En ninguna de las ocasiones en que se cita en la Biblia, se refiere a Beerseba como una ciudad o un pueblo. De hecho en la primera de ellas (Génesis 21, 14) se le refiere como «desierto de Beerseba».

Sodoma y Gomorra

El libro del Génesis (19, 24) se narra la destrucción de dos conocidas ciudades: «El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el cielo». Ambas fueron arrasadas y debido a que no era posible encontrar pruebas, no era posible conocer qué había ocurrido. No obstante, un nutrido equipo de científicos publicó en 2021 un estudio en Scientific Report en el que desvelaron que fue un meteorito el causante de todo. Los investigadores identificaron la ciudad conocida actualmente como Tall el-Hammam como Sodoma.

José, vendido como esclavo

De nuevo, el primer libro de la Biblia (Gn 37, 25-28) plasma el episodio en el que José es vendido por sus hermanos como esclavo a unos mercaderes madianitas por veinte monedas de plata. Esta cantidad es confirmada por el famoso Código de Hammurabi (1750 a.C.) y los archivos de Mari (1761 a.C.) en los que se especifica que el precio de los esclavos en la época de José era de 20 siclos.

Dios alimentó a los israelitas con codornices

La Biblia sitúa las codornices en el Sinaí, específicamente durante la época primaveral a lo largo de las costas (Éxodo 16, 1; Números 10, 11; 11, 31, 34). Ahora, conocemos las rutas de migraciones de estas aves, que una vez al año dejan el interior de África y comienzan a subir masivamente hacia el norte. Hacia el mes de marzo llegan a Egipto y el Sinaí y más tarde atraviesa Arabia. Cuando se aproxima el invierno, inicia su camino de vuelta al continente africano.

Moisés sacaba agua de las rocas

«Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió toda la comunidad y las bestias», se cuenta en Números 20, 11. A esta escena se refieren también el Éxodo (17, 6) y el Deuteronomio (8,15), pero ¿cómo pudo ser que Moisés sacara agua del interior de una piedra? La principal hipótesis científica que se plantea es que esta era una roca arenisca, que abundan en la península del Sinaí. Estas son especialmente porosas, capaces de absorber y almacenar agua. En condiciones de calor extremo, desarrollan una costra a su alrededor que si es golpeada con fuerza puede hacer que salga el líquido de su interior.

El Rey David

La figura del rey David se había mitificado durante años, como a Arturo y sus caballeros de la mesa redonda. No obstante, en 1993, el hallazgo de la estela de Tel Dan lo cambió todo. Datada en el siglo IX a.C., contenía la inscripción 'Casa de David', también mencionada en 1 Samuel 20, 16: «Jonatán hizo alianza con la casa de David y el Señor pidió cuentas a los enemigos de David».

Ezequías vivió hacia el 715 - 687 a.C.

En el largo árbol genealógico de Jesús uno de los reyes mencionados es Ezequías. Según Mateo, en su Evangelio lo sitúa como hijo de Acaz y padre de Manasés, al igual que se establece en el Antiguo Testamento, en el primer libro de Crónicas. En 2015, se descubrió en la parte más antigua de Jerusalén un sello que hacía referencia a este rey bíblico. Se fechó entre el 727 y el 698 a.C. Bajo su reinado se construyó el famoso túnel que lleva su nombre (2 Reyes 20, 20; 2 Crónicas 32, 2–4, 30; Isaías 22, 11).

Isaías vivió desde el 740 al 681 a.C.

Isaías fue uno de los mayores profetas de Israel. La tradición hebrea sitúa su nacimiento alrededor del 765 a.C. Para los cristianos, a él se le atribuye el anuncio del nacimiento, el sacrificio y la gloria de Jesús. En 2018, se encontró en Jerusalén un pequeño sello –llamado bulla– en cuyo interior figuraba el nombre Yesha’yah[u] –Isaías–, en letras hebreas, junto a la expresión NVY, que en su momento se especuló que se correspondían con las primeras letras de nun-beit-yod-aleph, palabra que literalmente significa profeta.

Nabónido, rey de Babilonia

Nabónido es conocido como el último rey de Babilonia. Sin embargo, su nombre no aparece mencionado en la Biblia. Se sabe por fuentes históricas que el rey estaba fuera del reino cuando Babilonia cae, porque se encontraba en el oasis de Taima restaurando un templo. Su hijo Baltasar quedó como regente, figura que sí aparece en los textos bíblicos como rey de Babilonia (Daniel 5, 1; 7, 1; 8, 1).