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Misa JMJ

JMJ Lisboa

Omella, en la misa de españoles: «Hay mucha hambre de paz, de cultura y de Dios»

Omella ha recordado a san Ignacio de Loyola, en el día en que se celebra su fiesta, de quien ha afirmado: «también buscaba a Dios sin saberlo, buscaba la felicidad»

En el jardín de Estoril, se han dado cita todos los españoles que han ido llegando ya a la capital portuguesa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. Al escenario, de espaldas al mar, se han subido los obispos de España y los jóvenes seleccionados para la distintas lecturas y peticiones de la Eucaristía en catalán, gallego euskera, portugués y español, para celebrar la primera misa de españoles de esta JMJ de Lisboa.

Frente a la tarima no se ve ni un hueco de césped. El parque está abarrotado de jóvenes que esperan la llegada de la Inmaculada joven y la cruz peregrina de madera, uno de los símbolos de la jornada, junto con la imagen de la Virgen Salud Populi Romani. Sobre la multitud se ven banderas de España a centenas, unidas a las de las diócesis, comunidades, hermandades y movimientos eclesiales. Una de ellas llama la atención sobre las demás. Dice: «Jóvenes con ganas de cambiar el mundo».

A todos ellos, a los que hoy estaban allí, pero también a los que no han podido llegar, les ha otorgado el cardenal Omella en su homilía el cargo de apóstoles del siglo XXI. Ha comenzado dando las gracias a sus hermanos obispos, a los organizadores, al Papa Francisco, a los religiosos, a los sacerdotes y diáconos, y cómo no, a los jóvenes. «Os habéis levantado, os habéis puesto en camino, pero la pregunta es: ¿qué queréis?», ha cuestionado, para terminar respondiendo él mismo: «En el fondo del corazón, lo que todos buscamos es encontrar a Dios; mejor dicho, dejar que nos encuentre, porque es él quien nos busca».

Omella ha recordado a san Ignacio de Loyola, en el día en que se celebra su fiesta, de quien ha afirmado: «también buscaba a Dios sin saberlo, buscaba la felicidad». Finalmente, san Ignacio sintió y descubrió que para encontrar a Dios, para dejarse encontrar por él, según ha apuntado el arzobispo de Barcelona, tenía que despojarse del hombre viejo, del hombre pecador y empezar una nueva vida. «Quizás a ti te pasa algo similar. Buscas la felicidad plena, pero hay cosas que te impiden dejar que Dios entre de lleno en ti. ¿Qué cosas son esas?», ha instado a los jóvenes.

Este encuentro de jóvenes, ha destacado el también presidente de la Conferencia Episcopal Española, está en el marco del Camino Sinodal propuesto por el Papa Francisco. «Un camino cuya meta, y el mismo recorrido también, es la misión: anunciar a Cristo a los hombres y mujeres de nuestro mundo. Dios nos ha traído a Lisboa, como llevó a los apóstoles a Galilea, para enviarlo a evangelizar», ha afirmado. ¿Cómo hacerlo? Con palabras y con obras, ha destacado el cardenal. «Especialmente con las obras de caridad, de entrega a los más pobres y necesitados. Necesitados de bienes materiales, culturales y espirituales. Hay mucha hambre de paz, de cultura y de Dios», ha dicho.

Antes de dar paso al gran festival Caminos de Juventud, la misa ha finalizado con el coro cantando la Salve Rociera, después de que los sacerdotes diesen la Comunión a todos los jóvenes españoles que allí se encontraban. Tras la acción de gracias y la bendición final, un grito unánime ha llenado el jardín: «Esta es la juventud del Papa».