Fundado en 1910

Sor Elvira petrozzi

Muere Elvira Petrozzi, fundadora del 'Cenacolo' que acoge a jóvenes drogadictos

En 1983, con el apoyo del obispo de Saluzzo, monseñor Giuseppe Anfossi, fundó la Comunidad Cenacolo, en una casa abandonada y destruida que le cedió el ayuntamiento. Allí comenzó a recibir a jóvenes que buscaban una salida a su situación de sufrimiento y desesperación

sor Elvira Petrozzi, fundadora de la Comunidad Cenacolo, una obra de caridad y evangelización que acoge y acompaña a jóvenes con problemas de adicción y marginación. ha muerto hoy, 3 de agosto, a los 84 años de edad, en Saluzzo (Italia).

Sor Elvira nació en Sora (Frosinone) el 21 de enero de 1937. Nació en 1937 en una familia pobre y emigró a Egipto durante la Segunda Guerra Mundial. En 1956, ingresó en la congregación de las Hermanas de la Caridad y trabajó como profesora. A los 19 años ingresó en el convento de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, en Turín. Allí se dedicó al servicio de los pobres y enfermos, hasta que en los años setenta sintió el llamado a atender a los jóvenes perdidos y desorientados por las drogas y el vacío existencial.

En 1983, con el apoyo del obispo de Saluzzo, monseñor Giuseppe Anfossi, fundó la Comunidad Cenacolo, en una casa abandonada y destruida que le cedió el ayuntamiento. Allí comenzó a recibir a jóvenes que buscaban una salida a su situación de sufrimiento y desesperación.

El Cenáculo se basa en tres pilares: la oración, el trabajo y la amistad. Los jóvenes que ingresan a la Comunidad participan de una vida simple y familiar, donde descubren el valor del trabajo como don de Dios, la amistad verdadera como fruto del amor fraterno y la fe en la Palabra de Dios hecha carne en Jesucristo. También viven una espiritualidad eucarística y mariana, confiando en la Divina Providencia y en la intercesión de la Virgen María.

La Comunidad se ha extendido por el mundo, abriendo más de 50 casas en diferentes países, entre ellos España. En cada casa hay un grupo de personas que acompañan a los jóvenes en su proceso de recuperación y conversión. Algunos son profesionales, voluntarios o familias que se dedican al servicio. Otros son jóvenes que ya han vivido la experiencia del Cenáculo y quieren ser testimonio de esperanza para los demás.

Carisma, alegría y amor

Allí aprenden a redescubrir el valor de la vida, la fe, la libertad y la esperanza. Ella sintió el llamado de Dios a acoger a los jóvenes que sufrían por las drogas, el alcohol, la soledad y el vacío existencial. Abrió una casa abandonada en la colina de Saluzzo, donde ofreció a los jóvenes un hogar, una familia y una esperanza.

La Comunidad del Cenáculo realiza diversas actividades para cumplir su misión de ayudar a los jóvenes y las personas en dificultad. Algunas de estas actividades son:

  • Escuela de Vida: Es el camino comunitario que se propone a los jóvenes que ingresan a la Comunidad, donde mediante la oración, el trabajo, la amistad y el testimonio, se busca la sanación interior y la recuperación de la libertad y la esperanza.
  • Recital: Es una representación teatral que se realiza cada año en diferentes lugares del mundo, donde los jóvenes de la Comunidad interpretan escenas bíblicas o de la vida cotidiana, con música, bailes y cantos, para transmitir un mensaje de fe y de amor.
  • Testimonios: Son encuentros donde los jóvenes de la Comunidad comparten sus historias de vida, sus sufrimientos, sus caídas y sus renacimientos, para dar gloria a Dios y animar a otros a buscar su ayuda.
  • Misiones: Son viajes que realizan los jóvenes de la Comunidad a diferentes países o regiones, donde visitan parroquias, escuelas, cárceles, hospitales y otros lugares, para llevar el anuncio del Evangelio y el consuelo de Dios a los más necesitados.
  • Vocaciones: Son los miembros consagrados de la Comunidad, que practican la vida común y se dedican exclusivamente al servicio de la obra. Su formación dura al menos cinco años y pueden ser sacerdotes o religiosos.

Obra extendida por el mundo

La Comunidad ha recibido el reconocimiento de la Iglesia como asociación internacional de fieles. También ha dado origen a vocaciones sacerdotales y religiosas entre sus miembros. La Comunidad quiere ser un signo vivo del amor misericordioso de Dios para los jóvenes y las personas heridas por la vida, anunciando que el encuentro con el Resucitado libera al hombre y lo convierte en testigo de la luz.

Con el tiempo, la Comunidad Cenacolo se extendió por varios países del mundo, llegando a tener 63 fraternidades en 18 naciones. Además de las casas para jóvenes, también se crearon misiones para acoger a niños huérfanos y abandonados en América Latina y África.

Sor Elvira fue reconocida por su carisma, su alegría y su amor incondicional a los más necesitados. Recibió numerosos premios y distinciones por su labor social y espiritual. Entre ellos, el Premio Internacional Madre Teresa de Calcuta (2004), el Premio Internacional Juan Pablo II (2006) y el Premio Internacional Giuseppe Sciacca (2019).

El domingo 16 de julio domingo en el Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco mencionó a Sor Elvira: «Saludo cordialmente a la Comunidad Cenáculo, que desde hace 40 años es un lugar de acogida y de promoción humana; bendigo a madre Elvira, al obispo de Saluzzo y a todas las fraternidades y amigos. ¡Es hermoso lo que hacéis y es hermoso que existáis! Gracias», dijo el Santo Padre.