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Fray Alfonso J. Dávila Lomelí, OAREnviado especial a Lisboa

Para nacer Portugal, para morir el mundo

El Papa nos dijo en las vísperas que «tenemos dos formas de vivir la vida, cómo los apóstoles que se bajaban de la barca o como Cristo que se subió en ella».

El Papa Francisco durante las viísperas en el monasterios de san JerónimoAFP

Lisboa, poco a poco se va volviendo nuestra casa, cada vez conocemos mejor los sitios, los lugares, vamos teniendo ese sitio donde el café es bueno, dónde el menú me gusta más, vamos ¡Cómo en casa! Me quedo hoy, aunque fueron muchas emociones, con unas palabras que el Papa nos compartió a los Obispos, Sacerdotes, Seminaristas, Religiosos y Agentes de Pastoral, unas palabras del Padre Antonio Viera: «Se nos ha dado el mundo entero para morir, poca tierra para nacer; para nacer Portugal, para morir el mundo».

Hoy una bendición fue compartir la catequesis Rice-Up con mi familia religiosa, con los Agustinos Recoletos, poder compartir y encontrarme en familia con mis hermanos. Poder cantar esos cantos que solo nos sabemos los frailes, poder recordar con gente que conocí cuando el sueño de mi vocación comenzó. Poder abrazar a mis hermanos.

Subir a la barca

Tras las vísperas con el Santo Padre, me detuve un momento para orar con esa frase del P. Antonio Viera, en eso oré y pensé en la muerte. Sé que pude ser raro, pero pensé, que pasaría si en este momento me llama el Señor. Podría decir con alegría: Misión Cumplida, o me quedarían cosas en el tintero.

Un problema que tengo en la vida es que muchas veces me cuesta decir las cosas al momento, por vergüenza, o porque creo que es mejor no decirlo. Muchas veces por eso me pierdo de experiencias, mejor dicho, me pierdo de la oportunidad de disfrutar y he tomado una decisión: Quiero dejar de tener miedo al qué dirán, quiero en verdad evangelizar con mi vida, con mis redes.

Esta Jornada me está ayudando a afirmar mi vocación como sacerdote, como comunicador. Me siento llamado a dejarme de miedos y lanzarme a la piscina. Otra cosa que nos dijo el Papa en las vísperas fue: «Tenemos dos formas de vivir la vida, cómo los apóstoles que se bajaban de la barca o como Cristo que se subió en ella».

El regalo de este día fue subirme en la barca y dejar que Cristo me lleve mar adentro, pero de verdad. No le temo al mar, porque me fio y sé que la barca la dirige el mejor Capitán.