Sergio y Aurora se han prometido en la JMJ: «Es muy importante tener a Dios en el centro»

Los granadinos, Sergio García y Aurora de Castro (22 años), van a recordar la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa para el resto de sus vidas. Tan solo hace tres años que se conocen pero tienen claro que por su manera de compenetrarse quieren pasar el resto de su vida junto al otro.

El lunes 31 de julio, durante el encuentro de españoles previo al comienzo de la JMJ, Sergio se subió al escenario, ante el que le miraban atónitos, no solo su novia, sino también otros 36.000 peregrinos. Allí ascendió también Aurora. El joven puso su rodilla en el suelo y le preguntó: «¿Quieres casarte conmigo?». Ella estaba tan nerviosa que solo pudo abrazarle. No le salían las palabras.

–¿Cómo os sentisteis sobre ese escenario?

–Aurora: temblando.

–Sergio: No era consciente de la cantidad de gente que había allí. Fue como estar en una nube. Te evades del mundo, aunque tengas un montón de gente a tu alrededor.

–Sergio, ¿de dónde sacaste las fuerzas para subirte a la tarima e hincar la rodilla?

–S: En parte fueron del Señor, claramente. Creo que en otra situación no lo habría hecho. Por otro lado, me gustan los retos, y, por último, porque me incitaron.

–Aurora, ¿qué pensaste cuando le viste ahí arriba?

–A: De repente desapareció. Lo vi encima del escenario y cuando me hicieron subir, empecé a temblar y ya no paré. No me salía ni la voz. Estaba muy contenta y feliz, pero también tan nerviosa que lo primero que hice fue abrazarlo.

–¿Por qué aquí? ¿Qué significa la JMJ para vosotros?

–S: Para mi, todo. Al fin y al cabo soy creyente. Es verdad que no soy el mejor cristiano del mundo, pero es un momento muy especial. En otro sitio no me habría lanzado de esa manera. No habría tenido esa valentía. Notaba que necesitaba dar un paso, pero no lo daba por miedo. En ese momento fue como saltar al vacío y que sea lo que Dios quiera, porque al fin y al cabo no controlamos el mundo.

–A: Esta es la segunda JMJ a la que voy. La primera fue Cracovia. Es un momento de encuentro con Dios constante. Recarga mucho las pilas en la fe, en tus valores, que luego al final viene muy bien porque durante el curso es más complicado. Si estas en crisis puedes recordar esos momentos en los que te sientes tan llena y tan viva.

–¿Cómo os conocisteis?

–A: nos conocimos hace tres años en un revolcadero de Hakuna. Al principio fue un poco que sí y que no. Hasta septiembre de 2022 no volvimos a coincidir en el cumple de un amigo. Y a partir de ahí todo seguido hasta ahora.

–¿Cuál es vuestra visión del matrimonio?

–S: es una vocación más. Hay quien piensa que es simplemente el hecho de hacer una celebración, en una iglesia, o firmar unos papeles, pero es un salto más, una etapa más de la vida. No todo son flores, al igual que la vocación de un sacerdote, de una monja o cualquier otra vocación. Cómo dijo un amigo sacerdote en la boda de mi hermano, podemos pensar que todo está muy bien y que nos queremos mucho, pero será cuando crezcamos y cuando hayamos pasado penurias juntos cuando nos queramos todavía más.

–A: Implica compromiso hacia la otra persona, darse a la otra persona. El amor se trabaja día a día.

–¿Cómo gestionaste la pedida, Sergio?

–S: Tenía pensado proponérselo, pero no había pensado un día concreto para hacerlo. Vi el momento y me acerqué a la primera fila. Primero me dijeron que no, pero luego me dejaron pasar. Mientras me iba acercando pensaba que qué chulo era todo, pero cuando me vi allí arriba… eso eran otras palabras. Vi a Aurora entre la multitud y le confesé al presentador que estaba un poco nervioso.

–¿Cómo os sentís acerca de llevar la contraria a lo que predomina hoy en día, el no pensar en compromiso, ni fidelidad, ni sacrificio?

–A: La gente hoy está acostumbrada a tenerlo todo al momento, una relación al momento, lo que quiero lo tengo al momento. El amor no se puede tener al momento, es algo que hay que trabajar con constancia. Es pensar más en el para siempre, que en el ahora.