El Debate, en la JMJ
El Papa confiesa a un italiano, un español y una guatemalteca en la JMJ
En el último momento Francisco ha decidido quedarse en un confesionario apartado de las miradas y las cámaras
Los jóvenes en busca de la misericordia de Dios en la JMJ: «Muestra el verdadero corazón del ser humano»
En la mañana de este viernes 4 de agosto, el Papa Francisco ha visitado el Parque del Perdón (jardín Vasco de Gama) para confesar a tres jóvenes, un italiano, un español y un guatemalteco. Desde primera hora, ya había gente esperándole, pero la seguridad se ha vuelto más estricta en la Ciudad de la Alegría y esperan al otro lado de las vallas.
Un confesionario llama la atención. Está al revés de todos los demás, con una silla especial, un trono blanco; no el banco de madera que ya los peregrinos se han acostumbrado a ver allí. A las nueve en punto comenzaba el turno de confesiones del Papa Francisco como el de resto de sacerdotes. El ambiente se ha vuelto impaciente cuando a las 9:05 todavía no llegaba. Junto al confesionario que van a ocupar el Santo Padre y los tres jóvenes, un agente de seguridad ha permanecido de pie, en espera vigilante, en todo momento. En ese miso momento, el Toyota blanco con matrícula del Vaticano hacía su entrada en el recinto.
La calle de llegada al parque está cortada, pero el sentido contrario sigue su curso con normalidad. Francisco viaja en el asiento del copiloto, desde donde va sonriendo y bendiciendo a los presentes. La gente le devuelve el saludo con gritos y cánticos. En esta mañana al ya tradicional «esta es la juventud del Papa» se le ha unido un «estos son los hijos de la Iglesia», con el mismo ritmo.
En las casas aledañas, los vecinos curiosos se asoman a las ventanas y salen a los balcones. En su silla de ruedas, el Papa llega hasta el confesionario, coge su bastón y se prepara para confesar. En vez de acudir al que estaba preparado, Francisco escoge en el último momento quedar en la intimidad de uno de los otros confesionarios, de espaldas a las cámaras y a los peregrinos que esperaban allí.
No hay rejilla ni separaciones que impidan al confesor y al pecador mirarse a la cara o cogerse las manos. El primero en pasar ha sido Francisco, el español de 21 años. A este le ha seguido Yesvi, una joven guatemalteca de 28 años, y por último, Samuel, de 19 años que ha venido desde Italia.
El ambiente ha sido íntimo y recogido, propio del sacramento del Perdón. Tras absolver de sus pecados a los tres jóvenes, el Santo Padre se ha levantado con ayuda de su bastón y ha salido por fin donde todos podían verle. El coche le esperaba con la puerta abierta. A las 9:45 tenía su segunda cita del día con representantes de algunos centros de asistencia y caridad en la parroquia de Serafina. Tras esto, a las 12h mantendrá un almuerzo con algunos jóvenes en la nunciatura apostólica y esta tarde, uno de los eventos centrales de la JMJ, el Viacrucis.