El Debate, en la JMJ
Un Viacrucis marcado por las miserias de los jóvenes: «Jesús colma nuestros miedos con su cercanía»
Con una contundente frase, el Papa ha dado paso al comienzo de la lectura de las estaciones del camino al calvario, que han estado cargadas de simbolismo: «Jesús muere en la cruz para nuestra alma vuelva a sonreír»
El emotivo Viacrucis de los jóvenes en la JMJ 2023, en imágenes
«Esta tarde Jesús camina con vosotros», ha dicho el Papa Francisco en una abarrotada Colina del Encuentro. Ante miles de personas (el dato de asistencia todavía no ha sido confirmado por la organización), el Pontífice ha llegado en el papamóvil descapotado, desde donde ha ido saludando y bendiciendo en un baño de masas. Todos los jóvenes le saludaban y mientras pasaba, corrían para pasar un segundo más lo más cerca de él que han podido.
Tras un largo recorrido con varias idas y venidas, Francisco ha llegado al escenario, cuya composición y distribución por fin este viernes han entendido los peregrinos. El ambiente festivo que ha reinado durante toda la tarde se ha transformado en escucha y silencio cuando el Papa ha comenzado a hablar. A pesar de tener un discurso preparado, Francisco ha decidido no leerlo. A los jóvenes no se les convence con densas homilías, sino hablándoles al corazón.
«Jesús es el camino»
«Jesús es el camino», ha comenzado el Santo Padre. Hoy todos los presentes han caminado con Él, igual que «Él caminó, predicando con los enfermos y con los pobres», ha destacado. En este sentido, el camino que más se ha grabado en el corazón de los cristianos es el que le llevó a la cruz, del calvario.
«La cruz que acompaña cada JMJ es la figura de este camino, es el sentido más grande del amor más grande», ha continuado su intervención. «El Hijo de Dios subió al calvario para poder bajar hasta nosotros, a lo más hondo», ha expresado, al tiempo que recordaba una frase que ya se ha escuchado en otros discursos en la jornada: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos».
El Papa ha continuado preguntando a los jóvenes si lloran de vez en cuando. «Él llora con nosotros», ha destacado. Francisco ha animado a cada persona a pensar en eso que le apena y hace que le salten las lágrimas, pero no a decirlo en voz alta. Llegados a este momento el silencio es sepulcral. Lo rompe Francisco, que recuerda a los jóvenes que «Jesús espera colmar con su cercanía nuestra soledad y nuestros miedos». Con una contundente frase, el Papa ha dado paso al comienzo de la lectura de las estaciones del camino al calvario: «Jesús muere en la cruz para nuestra alma vuelva a sonreír».
El grupo de jóvenes sobre el escenario ha cogido la cruz peregrina, la han levantado y la han llevado por la base del escenario hasta la zona a la derecha del Papa. «Señor, enséñanos a levantarnos y andar hacia delante», decían en varios idiomas una vez tras otra con una melodía de fondo. Cargando la cruz, como Cristo en su camino, la han ido llevando por lo alto de las torres verticales que hacen las veces de fondo del escenario.
Las catorce estaciones se han sucedido en portugués, español, francés, inglés e italiano -los cinco idiomas oficiales de la JMJ-. En cada una la cruz peregrina estaba sobre una torre distinta, hasta acabar en la más alta, y unas cortinas ha ido ascendiendo de manera vertical cubriendo cada una.
Veinte jóvenes de los cinco continentes del International Youth Advisory Body del Dicasterio para los Laicos han sido quienes han elegido las 14 heridas o debilidades que afligen a la sociedad de menor edad para reflexionar sobre ellas en cada una de las estaciones. Algunos de los temas tratados han sido la salud mental, las adicciones, la tiranía del cuerpo perfecto y la influencia de las redes sociales, la pobreza, los refugiados y los migrantes, la sobreinformación o el miedo al futuro.
Hasta el Papa Francisco se ha visto visiblemente emocionado cuando durante la reflexión de la tercera estación («Jesús cae por primera vez») un vídeo ha sido proyectado en las pantallas de la Colina del Encuentro. Ha aparecido Esther, una joven española de 34 años, que hace diez, en medio de una relación tóxica, tuvo un accidente que le provocó una lesión de médula. Desde entonces, va en silla de ruedas. «Esto borró mis planes de futuro, pero con el tiempo descubrí que fue un regalo», contaba Esther en la cinta. Cuando se quedó embarazada, por las dificultades y el miedo, su novio y ella decidieron abortar. Aquello la hizo sentir muy triste. «Nunca había sentido tanto vacío», ha añadido.
Tras esto, cuenta la joven, volvió a la Iglesia, se confesó por primera vez y su vida cambió por completo. «El Señor me regaló de nuevo un embarazo, y esta vez lo acogí agradecida y nació mi preciosa Elizabeth». La pequeña estaba junto a sus padres en el escenario y tras acabar el acto han abrazado juntos al Papa Francisco.
Después de la decimocuarta estación -«Jesús es depositado en el sepulcro»-, los intérpretes de todo este Viacrucis cargado de simbolismo han bajado a la tarima. El Papa, desde lejos, ha puesto su mano sobre su pecho, expresándoles lo mucho que le ha gustado. Lo ha podido seguir en todo momento a través de una pantalla instalada a sus pies. Tras este gesto, les ha invitado a acercarse a despedirse y han acudido en grupo, abrazándose entre ellos. El coro que durante todas las estaciones ha ido poniendo su voz se ha levantado también. El escenario se ha transformado en una gran fiesta mientras la cruz bajaba de nuevo junto a la imagen de la Virgen y los peregrinos comenzaban a salir del parque Eduardo VII.