Por qué va a dedicar el Papa una carta apostólica a santa Teresita de Lisieux

el Papa Francisco anunció la próxima publicación de una carta apostólica sobre la santa carmelita, Teresa de Lisieux, que será publicada el 15 de octubre de 2023.

Francisco hizo el anuncio durante el saludo a los periodistas que lo acompañan en su viaje apostólico a Ulán Bator, capital de Mongolia.

El pasado 7 de junio, ya anticipó el Papa que se encontraba escribiendo la carta apostólica a la santa patrona de las misiones por el ciento cincuenta aniversario de su nacimiento.

En aquella ocasión, el Papa Francisco rezó ante las reliquias de la santa, en la Plaza de San Pedro, antes de trasladarse al Hospital Gemelli para ser operado por una laparotomia.

Francisco resaltó que la santa de Lisieux «vivió entregada a Dios y olvidada de sí misma, amando y consolando a Jesús, e intercediendo por la salvación de todos».

Jesús, tú solo puedes de mi alma ser hartura. Nada sobre la tierra me acierta fascinarSanta Teresa de Lisieux

«Los misioneros, de los que Teresa es patrona, no son sólo los que recorren un largo camino, aprenden nuevas lenguas, hacen buenas obras y son buenos anunciadores; no, misionero es todo aquel que vive, allí donde está, como instrumento del amor de Dios; es todo aquel que hace de todo para que, a través de su testimonio, de su oración, de su intercesión, pase Jesús», indicó el Papa.

La santa más grande de nuestro tiempo

Por eso, el Santo Padre ha concedido un Año Jubilar en honor de Santa Teresa del Niño Jesús que se prolongará hasta el domingo 7 de enero de 2024 y cuyo lema está formado por las últimas palabras de su autobiografía Historia del alma: «Por la confianza y el amor».

Santa Teresa del Niño Jesús fue una religiosa carmelita descalza francesa. Nació en la ciudad de Alençon, el 2 de enero de 1873. Fue declarada santa en 1925 por el Papa Pío XI y proclamada Doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1997 por San Juan Pablo II.

El Papa San Pío X la consideró «la santa más grande de los tiempos modernos». Su modo de comprender a Jesús, como el único que puede saciar la infinita sed del corazón, la convierte en educadora sencilla de la fe católica para cualquiera que quiera acercarse a ella.

«¿Quien comprender puede mi amor, qué corazón podrá corresponder a mi entrega profunda...?/Pero tal recompensa yo en vano reclamo;/Jesús, tú solo puedes de mi alma ser hartura./ Nada sobre la tierra me acierta fascinar,/la verdadera dicha no se encuentra aquí nunca.../mi única paz, mi único amor,/mi única dicha, tú eres, Señor./Tú supiste crear el corazón de madre,/¡entre todos los padres yo encuentro en ti el más tierno!,/y me es tu corazón aún más que maternal...», escribió la santa de Lisieux en uno de sus innumerables poemas.