El casco histórico de Valencia, cuyos orígenes son del todo góticos, guarda una joya rococó en una iglesia que fue redecorada entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Varios artistas colaboraron en los frescos del interior, que representan temáticas que profundizan en las enseñanzas y moral cristianas, si bien, la fama mundial le llegó entre 2014 y 2016 cuando el templo fue restaurado por Gianluigi Colalucci, quien trabajó en la Capilla Sixtina y fue restaurador jefe de los Museos Vaticanos desde 1979. Fue Colalucci quien afirmó de San Nicolás de Bari merecía el título de Capilla Sixtina valenciana.