Cardenales de la Iglesia católica
¿Cómo se diferencia a un obispo de un cardenal?
El escarlata distingue a algunos miembros de la jerarquía eclesiástica como miembros del Colegio cardenalicio y simboliza la sangre derramada de Cristo
Todos los cardenales han de ser obispos (a menos que el Papa lo autorice de otra manera), pero no todos los obispos son cardenales. La primera y más evidente distinción entre uno y otro es el color de sus vestimentas. Mientras que los cardenales llevan el rojo cardenalicio –técnicamente llamado escarlata–, los obispos van de un tono más fucsia.
Tanto el color de sus ropajes como los accesorios tienen un gran y longevo significado detrás. El escarlata distingue a algunos miembros de la jerarquía eclesiástica como miembros del Colegio cardenalicio y simboliza la sangre derramada de Cristo. La liturgia del Consistorio en el nombramiento como cardenal les recuerda que se comprometen a «defender la fe hasta la muerte, hasta el punto de dar su sangre».
El obispo, por otro lado, viste de rojo amaranto, parecido al púrpura. Este era el color simbólico de los patricios romanos y simboliza la tarea del obispo de gobernar su diócesis local.
Colores distintos, distintas funciones
Una vez elevado al rango de cardenal, su función queda ligada al funcionamiento de la Curia romana y al entorno del Papa, mientras que el obispo ha de encargarse del gobierno, supervisión y dirección pastoral de su diócesis. Cada obispo y diócesis forma el esqueleto de la Iglesia en su función apostólica.
El Colegio Cardenalicio se encarga de elegir un Papa en cónclave, pero también de reunirse con el Pontífice en el llamado consistorio y aconsejarle sobre posibles decisiones del gobierno de la Iglesia. Actualmente hay 242 cardenales, de los que 136 son electores y 106 no tendrían derecho a voto en un cónclave por tener más de 80 años, a excepción de Angelo Becciu, quien renunció a sus derechos cardenalicios en 2020 tras ser acusado de malversación y abuso de funciones en relación a una operación de compraventa de un edificio en Londres.
Históricamente los Papas utilizaban, como cardenales, el color rojo, aunque Pio V en 1566 decidió seguir llevando el hábito blanco de la orden dominica tras su elección como Pontífice.
