El párroco de Gaza: «Estamos como los primeros cristianos, compartiendo y ayudando a todos»
Según el padre Gabriel Romanelli, «hay más de 1.500 personas bajo los escombros, entre ellos 800 niños»
El padre Gabriel Romanelli es párroco de esta iglesia desde hace 4 años. El terrible estallido del conflicto le pilló en Belén. Ahora, está en Jerusalén y desde allí está haciendo lo posible por ayudar a su comunidad.
La Iglesia de la Sagrada Familia, la única parroquia católica en toda la Franja de Gaza, se ha convertido en el refugio de muchos cristianos que huyen de los bombardeos, especialmente después del ataque de la cercana iglesia ortodoxa, cuando más de 200 cristianos se trasladaron al convento católico.
La situación es «crítica», según la describe Romanelli. Los bombardeos continúan tanto por el día como por la noche, provocando más victimas mortales y heridos. Ya se ha alcanzado la cifra de 5.000 muertos y 15.000 heridos, y parece que seguirá subiendo conforme avance el conflicto.
Aun queda algo de luz en la oscuridad, y es que la parroquia de la Sagrada Familia está bien en general. Pese a los bombardeos, la comunidad cristiana sigue unida y dispuesta a seguir acogiendo a más refugiados que se acercan a la parroquia en busca de un lugar seguro.
Los cristianos oran para que acabe esta situación, para que el Señor tenga misericordia y conceda la paz, para que se acabe esta guerra. También es momento de pedir a los políticos, diplomáticos, periodistas y personas de las instituciones civiles que trabajen y no se dejen vencer por las circunstancias. «Necesitamos corredores humanos y que todos gocen de la libertad», dice Romanelli.
Es momento de ayudar, rezando, difundiendo, con ayuda material... todo suma. El patriarcado latino de Jerusalén está tratando de abrir un canal oficial de ayuda para proveer a los necesitados de agua, combustible para la electricidad, etc.
La situación ha llegado a oídos del Papa Francisco, que ha aprovechado para llamar al padre Romanelli en varias ocasiones, preocupado por la situación. «Agradecemos al Papa y a millones de personas que están rezando y trabajando por la paz y la justicia», cuenta el párroco. Las palabras del santo padre han llenado de fuerza y esperanza a una comunidad que, en tiempos de guerra, sigue más unida que nunca.