Los secretos de las nuevas esculturas de la Sagrada Familia, según su autor: «Nunca había hecho algo tan grande»
Xavier Medina-Campeny reflexiona sobre el proceso de crear el tetramorfos que corona el conjunto de los Evangelistas, un nuevo hito de la basílica barcelonesa
La Sagrada Familia, la obra maestra de Antoni Gaudí, y el icono modernista de Barcelona, está más cerca de terminarse. El próximo 12 de noviembre se celebrará la Misa de bendición de las torres de san Juan y san Mateo, un acto que completa el conjunto de las torres de los evangelistas –las otras dos, de san Lucas y san Marcos, se completaron en 2022– y centra una programación de actos culturales durante todo el mes con los que el templo busca compartir este hito con los vecinos.
Las torres de Juan, Mateo, Lucas y Marcos son las terceras más altas del templo –miden 135 metros de altura–, y rodean la torre central, dedicada a Jesucristo y que está previsto acabar en 2026. El conjunto de los evangelistas está coronado por un tetramorfos monumental. Se trata de cuatro estatuas de mármol de entre 6 y 8 toneladas cada una que representan a los símbolos de los autores de los Evangelios: un águila, un ángel –o una figura humana–, un toro y un león.
Un reto que «rejuvenece»
«Nunca había hecho algo tan grande; ha sido un reto muy bonito… ¡Esto rejuvenece!», asegura el autor de las esculturas, el artista catalán Xavier Medina-Campeny, que culmina estos días un proceso de nueve años de trabajo. Proveniente de una saga de escultores –es tataranieto del neoclásico Damià Campeny y nieto del modernista Josep Campeny–, el autor del tetramorfos ha firmado a lo largo de su trayectoria obras tan reconocibles como La Colometa en la barcelonesa plaza del Diamant o la cabeza de toro que lucía en El Bulli, de Ferrán Adrià.
Con 80 años, Medina-Campeny ve su trabajo en la Sagrada Familia como su contribución a su ciudad natal y al legado de Gaudí, sumándose a la larga lista de escultores que han trabajado en la basílica, como Llorenç y Joan Matamala, Josep Mª Subirachs o Etsuro Sotoo. «La Sagrada Familia es tan potente que, le pongas lo que le pongas, lo absorbe», asegura Medina-Campeny, que ha empleado en sus cuatro figuras elementos que conectan con la tradición de Gaudí –el trencadís en los Evangelios abiertos– y del arte cristiano.
Sus figuras de la Sagrada Familia beben también de un fuerte interés por el mundo animal, que centró su producción artística durante más de una década —el citado toro de El Bulli nació entonces—, y de una inquietud por fusionar la matemática y la biología. «Cuando algo es tan geométrico como la Sagrada Familia, tiene que haber algo orgánico coronándolo», asegura el escultor, para quien estos símbolos son también parte de un diálogo entre la basílica y el pueblo.
Escultura religiosa
Las figuras aladas del águila, el ángel, el león y el toro son la primera vez que Medina-Campeny aborda lo religioso en su obra, al menos conscientemente. «El otro día –reflexiona– me preguntaban: «¿Es usted creyente?», pero la relatividad de lo que yo diga no tiene importancia. Ahora se ha puesto de moda ser agnóstico, pero yo he nacido aquí, me bautizaron… Soy cristiano, punto».
El tetramorfos es también el culmen de una trayectoria que se ha movido siempre entre la abstracción y la figuración, desde que pasaba las noches creando esculturas metálicas en un garaje de Andorra, exiliado por sus opiniones políticas, hasta su producción artística actual, centrada en el cilindro. Medina-Campeny pasó también 15 años en Nueva York –«me lo pasé pipa, pero volví a Barcelona atraído por la euforia olímpica», cuenta– y está a punto de publicar un nuevo poemario. «La inquietud no la puedes apagar con agua», asegura.
La Misa de bendición del próximo 12 de noviembre marcará también el inicio de las iluminaciones de las cuatro torres, que durarán hasta Navidad. Entre los actos organizados para este mes destacan el concierto de la Banda Municipal de Barcelona el día 4, el encuentro casteller el día 11 o el coloquio La palabra que construye humanidad el día 16.