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Rafael Sánchez SausACdP

Hoy empieza el Congreso Católicos y Vida Pública

Rafael Sánchez Saus: «Los verbos para evangelizar son vivir, compartir y anunciar, no empujar ni presionar»

El director del Congreso Católicos y Vida Pública lamenta el avance del proceso de secularización e invita a los cristianos a asumir en primera persona el reto de evangelizar

El Congreso Católicos y Vida Pública celebra este fin de semana su 25ª edición, bajo el título Vivir, compartir, anunciar. Evangelizar. El evento, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación CEU tienen lugar del 17 al 19 de noviembre en la Universidad CEU San Pablo. Su director, el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz, Rafael Sánchez Saus, atiende a El Debate para hacer balance de este cuarto de siglo y reflexionar sobre los retos y oportunidades de la evangelización hoy.

–El Congreso Católicos y Vida Pública cumple 25 años. ¿Cómo valora este hito?

–Celebrar 25 años de cualquier iniciativa en un país como este, que tiende tanto a la novedad y a la continua destrucción y reconstrucción, significa que se ha hecho una apuesta sostenida por parte de la ACdP y del CEU por un modelo exitoso de difusión del Evangelio y de foro de encuentro entre distintas sensibilidades católicas. Y no hay signos de agotamiento en los últimos años, sino más bien al contrario: hay un fuerte incremento de la participación y el compromiso de la gente. Este año estamos ya en niveles absolutos de récord de inscripciones, más de 1.000 personas.

–Desde la primera edición, en 1998, hasta hoy, ¿cómo ha cambiado la sociedad española? ¿Han aparecido nuevos retos para evangelizar?

–El cambio sociológico más importante desde el punto de vista de la Iglesia es que ha avanzado muchísimo el proceso de secularización. Ya había comenzado entonces, y el congreso quiso dar una respuesta, invitar a los cristianos a participar en la vida pública, como contrapeso. Y también hay que señalar la irrupción de nuevas ideologías –en la última década, todo lo que se aglutina bajo el nombre de «corrección política»– que no solo están acentuando clarísimamente la secularización, sino también la hostilidad hacia la Iglesia y el cristianismo en sus aspectos más hondos.

Rafael Sánchez Saus es director del Congreso de Católicos y Vida Pública

–Las dos ediciones anteriores del Congreso Católicos y Vida Pública han confrontado precisamente este segundo fenómeno.

–Sí, y en los últimos años también hemos abordado retos concretos, como la libertad de educación o el compromiso con la vida. Los católicos estamos como a la defensiva, paralizados, en manos de instancias que no consideran en absoluto nuestros derechos. Lo que está en la mano del Congreso Católicos y Vida Pública es denunciarlo y ofrecer alternativas. E invitar a los católicos a darse cuenta de que vivimos un momento fundamental para la Iglesia y para el futuro de nuestra civilización, y de que todos estamos llamados a sembrar en nuestra parcela, desde el puesto que ocupamos en la sociedad. No podemos decir «no» cuando hemos sido llamados.

–Hemos hablado de retos y dificultades, ¿ve alguna oportunidad hoy para la evangelización?

–Veo que va creciendo el número de gente que toma conciencia de la situación. Es posible que hoy haya un porcentaje amplísimo de jóvenes que no viven la fe o renuncian a ella, pero hay sectores –minoritarios, pero muy activos y comprometidos– que dan una gran lección de coherencia, y viven la fe con alegría y plenitud. Quizá la Iglesia tenga que reducir su tamaño, pero este es un elemento de esperanza.

–En la presentación de la 25ª edición del congreso, el cardenal emérito Rouco Varela llamaba a redescubrir la fe «como fondo que te causa y fin al que vas». ¿Cómo se relaciona la vida interior con la vida pública?

–De forma directa. La gran novedad dentro del catolicismo a lo largo del siglo XX fue el desembarco de los laicos en la vida de la Iglesia, de manera muy activa. Hoy se nos invita continuamente a los laicos a ser coherentes, no solo en la intimidad, sino también a dar testimonio de nuestra fe, en sentido evangelizador y misionero. La misión ya no está solo en países remotos, sino en el despacho de al lado o en el piso del vecino. La labor del congreso es estimular esta inclinación que los católicos tenemos desde hace mucho tiempo a la vida pública.

Rafael Sánchez SausACdP

–Usted ha descrito en alguna ocasión el congreso como un «laboratorio de ideas y acción». ¿Qué espera que se lleven los asistentes este año?

–Lo que adelanta el título del congreso, que salgan con un deseo de evangelizar a través de los tres grandes bloques: la vida, las relaciones y el anuncio. Fíjate que los verbos no son «empujar, presionar y acogotar». En una sociedad que en muchos aspectos está paganizada, se puede hacer muchísimo a través de la vida, el testimonio y la palabra.

–Los Congresos Católicos y Vida Pública se han consolidado ya en Puerto Rico y Chile. ¿Hay perspectivas de futuras ampliaciones?

–Alguna. Concretamente, desde hace algún tiempo hay un manifestable interés en Colombia… pero también es verdad que el congreso es una obra de la ACdP, cuya misión y carisma se limitan a España. Esto verdaderamente limita mucho las posibilidades de lanzar la idea a otro sitio, pero sí nos hemos extendido –desde hace ya muchos años– por toda España, a través de las Jornadas de Católicos y Vida Pública.

–Cumplimos 25 años, ¿tiene sentido pensar en otros 25?

–El congreso siempre ha funcionado de año en año, y ese es su horizonte. Cumplir 25 años es una buena ocasión de reflexionar sobre el presente, ver la validez de la idea y hacer expectativas de futuro. Tengo la impresión de que el congreso, de una forma u otra, tiene todavía bastantes años por delante, pero no podemos sacralizar lo que son meros instrumentos.