La torre blanca en medio de Sierra Morena que pasó de casa del nazi Degrelle a convento de las Jerónimas
La Carlina es una finca situada en el municipio de Constantina, en la provincia de Sevilla, que alberga una historia sorprendente y desconocida para muchos
En la localidad sevillana de Constantina, en plena Sierra Morena, se alza una torre blanca que llama la atención por su singularidad y su historia. Se trata de la Hospedería Monasterio La Carlina, un antiguo palacete que fue construido por el político belga y colaborador nazi Léon Degrelle, y que hoy alberga una comunidad de monjas jerónimas.
Léon Degrelle (1906-1994) fue el fundador y líder del Partido Rexista, una formación de extrema derecha que se alió con el régimen nazi durante la ocupación alemana de Bélgica en la Segunda Guerra Mundial. Degrelle se alistó en el ejército alemán y combatió en la Legión Valona, una unidad de voluntarios extranjeros integrada en las Waffen-SS. Tras el final de la guerra, Degrelle huyó a España, donde se refugió bajo la protección del franquismo y se convirtió en una figura destacada del movimiento neonazi.
En 1952, Degrelle compró una finca en Constantina, llamada La Carlina, donde construyó una lujosa casa de campo con un estilo neoclásico y mudéjar. El edificio, conocido como El Castillo Blanco, estaba rodeado de jardines con fuentes, palmeras y azulejos, y decorado con obras de arte, entre las que se dice que había un cuadro de Zurbarán. Degrelle vivió allí hasta 1979, cuando vendió la propiedad a un empresario sevillano.
En 1951, bajo los auspicios de la madre Cristina de la Cruz, funda en el centro de Constantina, tras aceptar una donación, el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles. Esta casa se terminó quedando pequeña y la comunidad se trasladó a las afueras del casco urbano a la finca La Carlina.
En 2004, la finca fue adquirida por la Fundación Contemplare, una entidad dedicada a la promoción y el apoyo de la vida contemplativa. La fundación inició un proyecto de rehabilitación y adaptación del palacete para convertirlo en un monasterio y una hospedería. Las obras duraron cuatro años y contaron con la colaboración del arquitecto Luis Pérez-Tennessa, que respetó los elementos originales del edificio y le añadió otros nuevos, como una espadaña, una iglesia y una reja del coro.
El nuevo monasterio fue consagrado el 17 de abril de 2009 por monseñor Carlos Amigo y acogió a una comunidad de monjas jerónimas procedentes de otros conventos de España. Las jerónimas son una orden religiosa femenina de clausura, fundada en el siglo XIV por la beata Juana de Aza, madre de Santo Domingo de Guzmán. Su carisma es la alabanza a Dios y la intercesión por la Iglesia y el mundo. Las monjas se dedican a la oración, el estudio, el trabajo y la acogida de huéspedes.
La Hospedería Monasterio La Carlina ofrece a los visitantes la posibilidad de alojarse en un lugar lleno de paz y belleza, y de participar en la liturgia y en las actividades que organizan las monjas. El monasterio cuenta con 18 habitaciones, un salón comedor, una sala de reuniones, una biblioteca, una capilla y un claustro-jardín. Además, el monasterio dispone de una tienda donde se pueden adquirir los productos elaborados por las monjas, como dulces, mermeladas, jabones y artesanías.
El convento de La Carlina es un ejemplo de cómo un lugar que fue testigo de una historia trágica y oscura puede transformarse en un espacio de luz y esperanza. Un lugar donde se respira el silencio, la naturaleza y la espiritualidad. Un lugar donde se puede encontrar el sentido de la vida.