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Una cruz ante el atardecerTRES

¿Cuántos fragmentos de la Vera Cruz hay en España?

En una catequesis, Cirilo de Jerusalén afirma que «toda la tierra está llena de reliquias de la Cruz de Cristo». Hay Lignum Crucis repartidos por las catedrales de París, Florencia, Pisa y a España han ido llegando también fragmentos del madero que Jesús llevó a cuestas hasta el Gólgota

Corría el año 327 y la madre del emperador Constantino iba de camino hasta Tierra Santa. Su objetivo era hallar todas las reliquias de la Pasión de Cristo que encontrase y llevarlas con ella de vuelta a Roma. Con la aprobación de su hijo, santa Elena llegó a Jerusalén y convenció al obispo de la ciudad, san Macario, para emprender una excavación en el Calvario, bajo el templo de Venus que había allí construido desde época de Adriano (unos 200 años antes).

Cuenta la Leyenda áurea de Santiago de la Vorágine, allí hallaron tres cruces: la de Jesús y las de los dos ladrones. Era imposible saber cuál era la de Cristo. La santa, de entonces unos 80 años, mandó traer a una mujer enferma, que al entrar en contacto con la Vera Cruz, quedó curada.

En una catequesis, Cirilo de Jerusalén afirma que «toda la tierra está llena de reliquias de la Cruz de Cristo». Hay Lignum Crucis repartidos por las catedrales de París, Florencia, Pisa y a España han ido llegando también fragmentos del madero que Jesús llevó a cuestas hasta el Gólgota.

Santo Toribio de LiébanaEFE

Santo Toribio de Liébana

Alrededor del siglo VIII, los restos de santo Toribio llegaron al monasterio de Liébana (Cantabria) para protegerlos del avance árabe en la península. Junto a las reliquias del santo llegó también desde Astorga un pedazo de la Cruz que hoy se conserva en el relicario situado en el centro de la capilla.

Las medidas del Leño Santo son de apenas 63 cm el palo vertical y 39 cm el horizontal, si bien, es la reliquia más grande de la Vera Cruz que se conserva. Está incrustada en otra cruz que la recubre elaborada en plata dorada, de estilo gótico. El relicario fue elaborado en un taller vallisoletano en el año 1679.

Cruz de Caravaca

Caravaca de la Cruz

En el castillo de la actual localidad murciana de Caravaca de la Cruz, el caudillo almohade Abu Zeit tenía apresados a un grupo de cristianos, entre los que se encontraba el clérigo Ginés Pérez de Chirinos. Un día, por curiosidad, el jefe árabe pidió al sacerdote que dijera Misa en su presencia. Cuenta la leyenda que al comenzar la Eucaristía, Pérez exclamó que faltaba la cruz. En ese momento, dos ángeles descendieron del cielo con un Lignum Crucis que dejaron sobre el altar. Ello hizo que tanto Abu Zeit como su corte se convirtieran al cristianismo.

Otra tradición dice que la cruz de Caravaca pertenecía al primer obispo de Jerusalén y que el patriarca Roberto la llevó en procesión tras la primera Cruzada, en 1099. Todas las historias coinciden en su origen oriental y aunque lo importante es lo que se conserva en el interior del relicario, llama la atención su doble brazo, característico de la Cruz de Caravaca.

La localidad murciana, una de las cinco ciudades del mundo con el privilegio que conmemorar el Jubileo Perpetuo, junto con Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Jerusalén y Roma.

Francisco Cerro, en la ceremonia de recepción de la reliquiaArzobispado de Toledo

Ermita de Camuñas

Desde el pasado 3 de febrero, el pequeño municipio de Camuñas guarda entre los muros de su ermita la reliquia que llevan cinco siglos esperando: un trozo de la Cruz de Cristo. Poco se sabe del origen de este Lignum Crucis, tan solo que durante años estuvo incrustada en el pectoral de un obispo cuyo nombre se desconoce, y que después pasó a manos de un coleccionista. Fue rescatada del uso privado en Roma y es ahora el objeto de culto más valorado por los feligreses camuñeses, con cuyos donativos se ha elaborado el relicario más grande de Castilla-La Mancha.

El lignum crucis de la capilla real de Granada

Capilla real de Granada

El último regalo que Boabdil le hizo a Isabel la Católica fue nada menos que un pedazo de la cruz de Cristo que, según le contó a la Reina, sus antepasados guardaban desde el siglo VII. Por deseo de la sierva de Dios, Isabel, la reliquia fue donada a la capilla real, donde todavía hoy se conserva. Además de estos cuatro trozos del madero, en Granada hay otros Lignum Crucis, como el que sujeta entre las manos la Virgen de monumento a la Inmaculada Concepción del Triunfo o la que se resguarda en la abadía del Sacromonte.