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Imagen de algunos de los dominicos que fueron asesinados en la Guerra Civil

«La mayor persecución religiosa desde Diocleciano»

Cerca de 6.000 mártires españoles podrían ser declarados santos en los próximos años

Alrededor de 10.000 personas fueron asesinadas por odio a la fe en los años 30 del pasado siglo y sus causas son estudiadas en Roma

España podría contar con casi 6.000 santos más en los próximos años. Se trata de una pléyade de mártires que fueron asesinados por odio a la fe en la persecución religiosa de los años 30 del siglo XX en nuestro país, la mayor parte de ellos, durante la Guerra Civil. Se calcula que, a lo largo de esa década, alrededor de 10.000 sacerdotes, monjas, religiosos y laicos perdieron la vida «in odium fidei», en lo que algunos historiadores han definido como «la mayor persecución religiosa desde Diocleciano».

Hasta el momento, solo 11 de ellos han alcanzado la santidad: los nueve mártires de Turón –asesinados durante la Revolución de Asturias de octubre de 1934–, san Pedro Poveda y san Jaime Hilario. Otros 2.117 han sido proclamados ya beatos, y 3.717 mártires más, agrupados en 67 causas en 36 diócesis españolas, se encuentran en diferentes fases del proceso, según informó la Conferencia Episcopal Española en octubre de 2023. Por tanto, un total de 5.834 personas que fueron asesinadas por odio a la fe en España a lo largo de esa década podrían alcanzar la santidad en los próximos años.

El futuro de los 4.000 restantes, hasta alcanzar la cifra aproximada de 10.000, es más complejo. Jorge López Teulón, sacerdote de Toledo y el mayor especialista sobre persecución religiosa de los años 30 del siglo XX en España, ha explicado a El Debate que «no existe un listado como tal de todos ellos», porque sobre algunos hay muy poca documentación, lo que hace improbable que se pueda llegar siquiera a abrir sus causas de canonización.

López Teulón, que lleva publicados 33 libros sobre este tema, recuerda que los mártires «no murieron por ideas políticas, sino que fueron asesinados por odio a la fe». La quema de iglesias comenzó apenas un mes después de que fuera proclamada la II República, el 14 de abril de 1931, sin que las autoridades hicieran apenas nada por atajar la situación. Es conocida la frase lapidaria de Manuel Azaña, a la sazón ministro de Guerra, en la que sentenció que «todos los conventos e iglesias de Madrid no valen la vida de un republicano».

Revolución de Asturias

Tres años después, durante la Revolución de Asturias, alrededor de 80 religiosos fueron asesinados. Fue apenas un pequeño reguero de sangre que presagiaba la masacre de religiosos que llegaría año y medio después con el estallido de la Guerra Civil. «En la diócesis de Barbastro (Huesca), el 98 % de los sacerdotes fueron asesinados, incluido el obispo», recuerda el López Teulón. En la de Lérida, las cifras alcanzaron también cifras dantescas, y por toda la España que había quedado en manos de los republicanos se sucedían episodios de crueldad y sadismo extremos.

«Los mártires, sin embargo, murieron perdonando y rezando por sus verdugos», subraya López Teulón, quien añade que la Iglesia estudia detenidamente cada caso de martirio para decretar o no las virtudes heroicas del candidato antes de ser elevado a los altares.