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El cristianismo ya es la religión más profesada del país, con casi el 40 % de poblaciónOMP

Jornada de las Vocaciones Nativas

El «milagro» de Costa de Marfil: de tener sólo 153 sacerdotes en 1984 a superar los 1.500 y abrir parroquias cada año

En mitad del descenso vocacional en occidente, la Jornada de Vocaciones Nativas, que se celebra este fin de semana, sostiene a los seminaristas y sacerdotes locales en los territorios de misión

La falta de vocaciones sacerdotales es un drama que lacera a la Iglesia en diferentes latitudes del mundo, hasta el punto de que ya san Pablo VI lo consideró el principal problema del que dependía «el futuro religioso de la sociedad cristiana».

Por la propia composición de su sociedad y su historia, los países considerados tierra de misión son uno de esos complejos escenarios, en los que la presencia de sacerdotes es más escasa y, al mismo tiempo, más necesaria. Y no sólo para proclamar el Evangelio y llamar a la conversión de los corazones, sino también para proyectar el bálsamo transformador del cristianismo sobre heridas sociales como la miseria material, los conflictos tribales, la violencia, la marginación o la trata de personas.

Cada año, menos misioneros europeos

La escasez de sacerdotes y religiosos en países europeos como España, Bélgica, Italia o Francia, tradicionalmente foco de abundantes vocaciones misioneras, ha impactado de lleno en las regiones de África, Asia y América donde eran los misioneros extranjeros quienes sostenían la vida de las comunidades locales. Sólo el caso de España es más que elocuente: a pesar de ser el país que más misioneros tiene repartidos por el mundo, ha pasado de más de 13.000 en 2014, a poco más de 10.000 en 2023.

De ahí que la Iglesia enfatice, cada año con especial apremio, la necesidad de impulsar el nacimiento de vocaciones nativas que sean capaces de garantizar que el mandato misionero de Cristo con el que se cierra el Evangelio de san Mateo –«id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que Yo os he mandado»– siga viéndose cumplido en cualquier lugar del globo.

Seminario de Abiyán, en Costa de MarfilOMP

Esa es la razón de ser de la Jornada de Oración por las Vocaciones Nativas, que la Iglesia celebra este fin de semana con una campaña especial de oración y colecta. Una Jornada que este 2024 pone como ejemplo el «milagro vocacional» que ha experimentado Costa de Marfil gracias al impulso de Obras Misionales Pontificias.

El caso de Costa de Marfil

No fue hasta 1895, dos años después de que Francia convirtiese el país en una colonia, cuando dos sacerdotes de la Sociedad de Misiones Africanas, Alexandre Hamard y Emile Bonhomme, lograron establecer una primera misión cristiana, de la que a comienzos del siglo XX nacería la primera comunidad católica con tan solo 43 bautizados.

A pesar del rechazo social al dominio francés, la novedad del cristianismo fue muy bien acogida y pronto comenzó a extenderse entre una población acostumbrada a los tiránicos ritos del animismo, y a ciertas corrientes musulmanas.

Así, en 1934, menos de 40 años después de la llegada del padre Hamard y del padre Bonhomme, se ordenó el primer sacerdote nativo, y en 1960, el primer obispo marfileño. En aquel momento, casi el 70 % de la población era animista, frente a un 10 % de cristianos.

Proclamar a Cristo en mitad de la violencia

A pesar de que cada año eran más los marfileños que pedían el bautismo, el peso de la evangelización y de la presencia eclesial seguía recayendo sobre los hombros de los misioneros europeos. Hasta el punto de que en la década de los 80 apenas había 153 sacerdotes oriundos de Costa de Marfil.

Fue en este momento cuando intervino de forma aún más decidida la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol –la rama de Obras Misionales Pontificias dedicada al sostenimiento de los seminaristas y clero nativos–, respaldando con apoyo espiritual, material y económico las necesidades de la incipiente Iglesia local.

El cristianismo echó raíces en Abiyán

Con su ayuda, el valor del cristianismo fue haciéndose cada vez más evidente para los marfileños, toda vez que el primer presidente del país tras su independencia en 1958, Félix Houphouët-Boigny, fuese desde su juventud converso al catolicismo. El testimonio de este médico marfileño, convertido en líder sindical y político, y respetado tanto dentro como fuera de sus fronteras, resultó de gran importancia para asentar la fe cristiana, codo a codo con el celo apostólico de los sacerdotes locales.

Sin embargo, a su muerte en 1993, Costa de Marfil se vio sumida en un convulso periodo de inestabilidad, empobrecimiento, expolio económico de Francia y violencia tribal, que cristalizó en varios golpes de Estado, crueles matanzas y una guerra civil que desgarró a la sociedad entre los años 2002 y 2007.

Cada año se abren parroquias

Con semejante telón de fondo, la labor pacificadora de la Iglesia, sus llamadas a la conversión, su predicación sin rebajas y su auxilio material han resultado claves para aliviar a la población en su cuerpo y en su alma.

El fruto de este testimonio de fe ha sido evidente: hoy el cristianismo es la religión más profesada del país, con casi el 40 % de población, y mientras en 1984 había sólo 153 sacerdotes marfileños, hoy hay 1.573 y 756 seminaristas repartidos en 10 seminarios diocesanos.

De hecho, «cada año se crean nuevas parroquias y los cristianos son cada vez más numerosos, y por eso es importante que haya pastores para conducirlos», explica el padre Marius Koamé, rector del seminario menor Saint Augustin, para OMP.

Ayuda desde España

Cada año, la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol sigue apoyando las necesidades de formación, atención pastoral y celebraciones litúrgicas de la Iglesia en Costa de Marfil, para que la fe siga arraigando y creciendo. E, igual que allí, en cualquier de los más de 50 países donde la Jornada de las Vocaciones Nativas envía su ayuda para sostener a seminaristas y a sacerdotes locales.

En 2023, solamente desde España se recaudaron 1.762.519 euros, que sirvieron para apoyar a 10.039 seminaristas y 288 formadores de África, Asia y América. Este año, además de las colectas dominicales, cualquier persona puede llevar a cabo su donativo a través de la web de OMP (https://omp.es/producto/donativo-puntual/), o llamando al teléfono 915 902 780.