«Sombríos y tristes»
Los muebles «de Ikea» para Notre-Dame de París encienden la polémica
La elección de las 1.500 sillas para la catedral genera el rechazo de parte de los franceses
Las primeras en suscitar la polémica fueron las vidrieras, cuando el propio presidente de Francia, Emmanuel Macron, respaldó que fueran «más modernas». Ahora, en torno a la restauración de la catedral de Notre-Dame de París, obra cumbre del gótico francés, se ha levantado otra polvareda a causa del mobiliario litúrgico escogido para equipar el templo. «Son muebles de Ikea», ha sentenciado el influyente portal católico Riposte catholique. «Una mediocridad. Indigno de una catedral», remacha Didier Rykner, un conocido crítico de arte, en su perfil de X La Tribune de l'Art que congrega a casi 90.000 seguidores. Riposte catholique califica de «extraños» los muebles, algo que, a su juicio, «genera preocupación».
En una reciente exposición organizada en Les Gobelins de París por la Direction Régionale des Affaires Culturelles (DRAC) se mostró por primera vez el mobiliario, proyectado por la diseñadora Ionna Vautrin, que consistirá en 1.500 sillas de roble macizo (en lugar de los habituales bancos de iglesia). A juicio del arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, «reflejan la vida comunitaria y permiten contemplar toda la majestuosidad de la catedral». Pero sus explicaciones no han convencido a muchos, que han volcado sus críticas en las redes sociales: «Sombrío, triste, austero y arcaico» son los calificativos más suaves que ha recibido la elección de la sillería.
Tampoco ha salido bien parado el mobiliario que se ubicará en el presbiterio, diseñado por Guillaume Bardet. Elaborado sobriamente en bronce, el altar, el ambón, la cátedra, el sagrario y el baptisterio han sido escogidos por monseñor Ulrich por «su noble simplicidad». El mobiliario, que se encuentra actualmente en fabricación, se instalará en las próximas semanas en la principal iglesia de París.