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Red de Redes

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¿Qué enseña un vuelo low cost para llevar la cruz de cada día? Los curas influencers lo explican

Los tres sacerdotes influencers del programa de catequesis para adultos de la ACdP desvelan las claves para vivir cristianamente el sufrimiento cotidiano

El dolor y el sufrimiento son inevitables en la vida de cualquier persona. Pero, ¿es todo aquello que nos hace sufrir parte de la cruz que debemos llevar? ¿Cuándo sabemos que estamos ante nuestra cruz? ¿Cómo podemos hacer que se nos haga más llevadera? ¿Tiene sentido el sufrimiento en nuestra vida? ¿Cuál es su utilidad dentro del plan de Dios para nosotros? Estas son las premisas de las que parte el nuevo episodio de Red de Redes, el programa de catequesis para adultos de la Asociación Católica de Propagandistas.

Y a estas y otras preguntas dan respuesta los tres sacerdotes influencers que protagonizan este proyecto de la ACdP: Jesús Silva, Patxi Bronchalo, y Antonio María Domenech.

El episodio arranca con un matiz, de boca de Jesús Silva. Y es que «no hay que confundir la cruz de Cristo con la nuestra. Por eso, hablamos de nuestras cruces como de aquellas dificultades o problemas dela vida que a veces tenemos que afrontar y no podemos evitar».

Algo que evita regodearse en un sentimiento fatalista del dolor o del padecimiento, y que convertiría las dificultades en una suerte de «idolatría». «Si te sale una herida en el brazo –apunta Jesús Silva–, no tiene sentido que no vayas al médico por decir ‘esta es una herida que Dios me ha mandado’. Eso no es verdad. Dios quiere que vayas al médico, que te cuides y que te cures, quiere tu integridad física para que puedas hacer su voluntad».

Sin embargo, cuando «no hay modo de que desaparezca esa circunstancia dolorosa, ni de liberarte de ella, quiere decir que Dios la ha permitido, no que lo haya querido, sino que lo ha permitido, para santificarte a través de ella. Y ahí es cuando podemos hablar de cruz: Una cruz que Dios ha permitido en tu vida para que tú, efectivamente, cargues con ella y se convierta, de un modo misterioso, en un instrumento para tu santificación», matiza.

Maleta con sobrepeso en un vuelo 'low cost'

Como apunta Patxi Bronchalo, «la cruz de cada uno es algo que no has elegido, o que te ha llegado como consecuencia de algo que elegiste pero cuyos efectos ya no te puedes quitar». Y aunque puede tratarse de una situación que «te humilla, te duele, piensas que los demás te juzgan por ella, te machaca…» también «el Señor nos enseña a amar la propia cruz, aunque eso no se puede hacer si no amas al Crucificado».

De hecho, Antonio María Domenech emplea un símil muy gráfico: «Si compras un billete de avión low cost, y metes demasiado peso en la maleta, eso tiene un sobre coste y al final te cuesta más caro el equipaje que el vuelo. Y para evitarlo, hay gente que usa un truco: te pones toda la ropa encima, el jersey, el pijama… todo, y viajas con una maletita. Es decir, que lo que más te pesa, te lo pones, lo haces tuyo, y así te cuesta menos».

Del mismo modo, señala, «hay situaciones de la vida, personales o de familia, que hay que intentar vivirlas como algo propio, hacerlas nuestras, como la ropa que llevas puesta. Y cuando las tienes como parte de ti, como algo propio, las puedes abrazar y ya no las ves como una cruz, sino como una bendición».

Porque, como concluye Jesús Silva, «las cruces personales son circunstancias ante las que puedes revelarte y renegar, o abrazarlas, aceptarlas y acogerlas porque Dios podrá sacar de eso algún bien, o incluso podrás ofrecerlo por la salvación de otros» y, de ese modo, vivir el sufrimiento «como algo fecundo».