La JMJ de Lisboa, un año después: un cura en Ibiza, un milagro y una vocación descubierta

Quién le iba a decir a Guilherme Peixoto, más conocido como el cura DJ, que un año después de haber puesto ritmo electrónico al despertar de todos los jóvenes acostados sobre el Campo de Graça, iba a ser invitado a pinchar en una discoteca de Ibiza, considerada la mejor del mundo. Sobre el escenario de la discoteca Hï, el también capellán militar celebró sus 25 años de sacerdote.

Con él y su remix de Aleluya, despertaron el millón y medio de jóvenes de todo el mundo. Muchos de ellos, acudieron al broche final de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, pero muchos otros llevaban una semana acompañando al Papa. Sin duda este último acto, la conocida Misa de envío, fue el más numeroso. De manera oficial, se apuntaron a participar 354.000 fieles de 151 países, si bien, la gran afluencia final de peregrinos ha convertido a la JMJ de Lisboa en la más numerosa de la historia.

España, por su parte, fue el país con mayor número de peregrinos inscritos. Un total de 77.000 jóvenes se trasladaron hasta la vecina Portugal. Le siguió Italia, Portugal, Francia y Estados Unidos. Hubo participantes de todos los países del mundo, excepto uno: Maldivas.

Hace un año, Francisco, postrado en su silla de ruedas, apareció jovial a bordo del papamóvil que recorría entre saludos, aplausos, vítores y cánticos de «esta es la juventud del Papa» el parque Eduardo VII. Desde Lisboa, el Pontífice clamó contra la eutanasia ante las autoridades nacionales en el discurso más serio y contundente que pronunció en toda la semana. Después de eso, perdió las gafas antes de aparecer ante los jóvenes y tuvo que improvisar sus intervenciones durante cuatro días.

Para terminar, el Santo Padre les hizo una petición a los jóvenes, la misma que les había hecho Juan Pablo II muchos años antes: «No tengan miedo». En el punto culmen de su última homilía, les dijo: «A ustedes, que cultivan sueños grandes pero que se ofuscan por el temor a no verlos cumplidos. A los que quieren cambiar el mundo, que le ponen creatividad a la vida, pero creen que no es suficiente. A todos, les digo: no tengan miedo». En los días anteriores, Francisco no se cansó de insistirles en que «Dios nos ama como somos», que «en la Iglesia caben todos», que «Jesús es el camino» y que «la alegría es misionera».

Muchos de los jóvenes que peregrinaron hasta la capital lusa no van a poder olvidar cada palabra, cada risa y cada lágrima que escucharon, vieron o padecieron. Pero sin duda hay dos que tienen buena razón para ello. Una adolescente de nombre Jimena participaba en una Eucaristía en el santuario de Fátima durante la JMJ 2023. Hace tres años y medio, un problema relacionado con la miopía provocó que la visión de la joven se redujese al 5 %, pero aquel sábado de hace un año, tras recibir el cuerpo de Cristo, abrió los ojos y volvió a ver. Según contó la familia después, Jimena le había rezado su novena a la Virgen de las Nieves, que se celebra cada 5 de agosto, por lo que es la madre de Dios a quien le han atribuido esta intercesión, que el mismo cardenal y arzobispo de Barcelona Juan José Omella consideró como una «gracia de Dios».

Al otro lado del objetivo que captó los mejores momentos de la Jornada Mundial de la Juventud para este periódico se encontraba Jorge R. Un año después de Lisboa y casi tres desde que empezó a trabajar en el departamento audiovisual de El Debate, este joven de 24 años, está a las puertas de iniciar un nuevo curso en el seminario conciliar de Madrid dejarlo todo por una vida de servicio. Para él, aquella semana de hace un año fue un grito de esperanza. «Ver a tanta gente joven y tantos sacerdotes jóvenes me hizo ver que esto merece la pena, que no es cosa de unos pocos», cuenta.

Un año después, la Iglesia se prepara para su siguiente cita marcada en rojo en la agenda. En 2025, todos los católicos están llamados a reunirse en Roma para celebrar el Jubileo, bajo el lema Peregrinos de la Esperanza. Esta convocatoria ha cambiado ligeramente la agenda de la próxima JMJ, que de manera tradicional se organiza cada tres años. Así, la próxima reunión de la juventud del Papa, con permiso del Jubileo de jóvenes en agosto de 2025, será en Seúl en el año 2027.