¿Qué es Torreciudad? El santuario en el Pirineo aragonés y fruto de la discordia entre el Opus Dei y Barbastro
La primera ceremonia que se llevó a cabo en el santuario fue el funeral del mismo san Josemaría, que había instado a su construcción durante años como lugar para honrar a la Madre de Dios
Cuando Josemaría Escrivá de Balaguer era tan solo un niño, padeció una grave enfermedad. A un año y medio de haber nacido, el conocido hoy como el santo de lo ordinario tuvo que enfrentarse a una infección que estuvo a punto de matarlo. No obstante, logró salir adelante. Sus padres encomendaron al pequeño a Dios y le prometieron que si sanaba, lo llevarían de peregrinación a una pequeña ermita donde se veneraba desde antiguo una talla románica de la Virgen.
En este mismo lugar se alza imponente a los pies del Pirineo aragonés el santuario de Torreciudad. La primera ceremonia que allí se celebró fue el funeral del mismo san Josemaría, que había instado a su construcción durante años como lugar para honrar a la Madre de Dios.
Aunque las dependencias actuales se inauguraron en 1975, el culto en el lugar se remonta, como tarde, al año 1084, cuando los documentos de la época fechan la entronización de la Nuestra Señora de los Ángeles. La talla a la que durante siglos los vecinos de Barbastro han confiado sus penas y alegrías tiene al Niño sentado sobre sus rodillas. Un trono humano pero inmaculado.
Sobre las aguas embalsadas del río Cinca en El Grado, desde el siglo XI se conserva una pequeña ermita de piedra. A principios del siglo XX, cuando los padres de san Josemaría le llevaron, no era fácil subir hasta el lugar. El camino era empinado y en algunos tramos se hacía peligroso.
Fue en los años 60 del siglo pasado cuando Escrivá de Balaguer, comenzó a planear convertir el lugar en un centro de peregrinación, pero presentaba algunos problemas, como la inaccesibilidad o la lejanía de cualquier núcleo de población de gran tamaño. No había luz ni agua corriente y bajo la ermita había un desfiladero de ochenta metros de alto.
Lo primero en edificarse fue una casa de convivencias, pero hoy el recinto lo forman además de esta y la ermita, un nuevo templo, una hospedería con instalaciones deportivas y piscina y una gran explanada donde se acogen a los peregrinos y se celebra la Jornada Mariana de las Familias cada mes de septiembre. Todo está construido en ladrillo y es obra del arquitecto Heliodoro Dols. Hoy forma parte de un recorrido mariano que une el Pilar de Zaragoza con el santuario de Lourdes, en Francia.
En 1979, la banda terrorista ETA cometió en este lugar su primer atentado en Aragón. A las nueve de la noche del 24 de junio, una bomba de unos diez kilos de goma-2 explotó, dejando importantes daños materiales en el santuario, pero afortunadamente ninguna víctima.
Conversiones y curaciones
Muchos son los testimonios de conversiones y curaciones en Torreciudad, como la del mismo san Josemaría. También la de la madre de María Teresa Brota, cuya sanación de una enfermedad mortal siempre atribuyó a Nuestra Señora de los Ángeles. Después de dar a luz a su hija, los médicos no sabían qué le ocurría. Solo que se moría. Cuando despertó, le contó a su familia lo que había recordado en su inconsciencia: un ermitaño que solía visitar su pueblo y que portaba una pequeña capa de la Virgen de Torreciudad. Desesperada, pidió a María que si la salvaba, toda la familia irían al santuario a darle las gracias.
Y así fueron. Recuerda Brota, que tenía entonces ocho años, que estaba casi en ruinas. Gracias a la ilusión pudieron superar los obstáculos del estrecho camino por el que se accedía a la ermita. A mitad de camino, se encontraron con el ermitaño, quien terminó de guiarles hasta la Virgen. «Mi madre siempre decía que fue un milagro lo que la salvó, y aunque tardamos unos años en cumplir esa promesa, finalmente pudimos venir», cuenta su hija.