Los obispos españoles advierten contra la «sanación del árbol genealógico»
Se trata de una práctica en auge entre algunos grupos de la Renovación Carismática y que cae en «un sincretismo de apariencia católica»
La «sanación intergeneracional» o «sanación del árbol genealógico» produce «una seria preocupación pastoral» en los obispos españoles, según ha informado hoy la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española (CEE) a través de un documento. Los prelados se refieren a la praxis desarrollada por algunos sacerdotes, «especialmente en el ámbito de oraciones y retiros organizados por nuevos movimientos religiosos de carácter carismático».
Estas prácticas consisten en «identificar el pecado en el propio árbol genealógico. Posteriormente, mediante la oración de intercesión, exorcismos y, especialmente, la celebración de una eucaristía, se ruega al Señor Jesús o al Espíritu Santo que rompa el vínculo de pecado entre la persona y sus antepasados, alcanzándose así la sanación, muchas veces total y prácticamente instantánea». Los obispos españoles son claros en su veredicto: advierten «de los riesgos de esta práctica, así como del trasfondo teológico que la sustenta, ajeno a la tradición y a la fe de la Iglesia católica».
Formulado por un misionero anglicano
Esta costumbre proviene, en realidad, «de varios autores que establecen nexos entre la psicología, la medicina terapéutica y la espiritualidad», especialmente del médico terapeuta y misionero anglicano Kenneth McAll, que publicó un libro en 1982 llamado Healing the Family Tree (Sanando el árbol familiar). «A McAll le sigue el religioso claretiano John Hampsch (Healing your Family Tree, 1986) y el sacerdote católico de la Sociedad de San José, Robert DeGrandis (Sanación intergeneracional. Un viaje a la profundidad del perdón, 1992), que ha popularizado la práctica en la Renovación Carismática Católica por su vinculación a ella», señalan.
Según estos autores, «los pecados cometidos por antepasados de nuestro árbol genealógico, que quedaron sin perdonar en vida de quienes los cometieron, serían la causa de enfermedades físicas y psíquicas de sus descendientes». Los obispos españoles alertan de que estas teorías proceden de «un sincretismo de apariencia católica» y que, aunque la práctica «se realiza con la mejor intención y con el deseo de aliviar el sufrimiento de las personas», cae en el error al fusionar «aspectos propios de la fe católica con otros que le son ajenos».