Fundado en 1910

Marco Frisina ha compuesto bandas sonoras como la de la película 'Prefiero el Paraíso', de la vida de san Felipe NeriPágina oficial 'Marco Frisina'

Entrevista a Marco Frisina, sacerdote, músico y compositor

«Mi mayor sueño es que las personas puedan encontrarse con Dios a través de mi música»

Monseñor Marco Frisina, reconocido maestro de la música litúrgica, cautiva tanto en el escenario como en las redes. Su impacto global resuena en cada nota, llevando su arte a millones de fieles

En el vasto universo de la música sacra, pocos nombres resuenan con la fuerza y profundidad de Marco Frisina, el célebre compositor italiano cuya composiciones, tales como Anima Christi, Jesus Christ, You Are My Life o Pan de Vida Nueva han sonado en las grandes celebraciones de la Iglesia. Autor de bandas sonoras para películas e himnos que han marcado generaciones, Frisina no solo crea melodías: transforma la fe en música.

«Cuando hablamos de Dios y la fe, no estamos transmitiendo una opinión personal, sino algo más grande que nosotros mismos», confiesa el maestro. Es por eso que, para Frisina, la música es un medio de comunicación universal, capaz de expresar la fe de todos, más allá de idiomas o culturas.

Desde la intimidad de una oración hasta la majestuosidad de sus obras polifónicas, este compositor posee una habilidad única para equilibrar tradición y contemporaneidad, facilitando así a los fieles a entablar un diálogo con Dios.

La música, en este contexto, no es solo una expresión artística, sino una herramienta «que tiene el poder de tocar el alma y despertar la nostalgia del amor y la comunión», afirma.

La fuerza de la voz humana

— ¿Qué es lo que más le inspira a la hora de componer?

— Lo primero es entender si la música será para un texto o si debo crear una composición instrumental. Si hay un texto, es claramente este el que inspira, ya que condiciona la música.

En el caso de la música litúrgica, el texto se convierte en el elemento esencial, dando sentido y forma a la composición. La música florece a partir del mensaje que transmite. Por otro lado, cuando no hay texto, la inspiración surge de la emoción y del sentimiento que quiero transmitir.

En la composición de música litúrgica, la fe juega un papel crucialMarco Frisina

— ¿Se refiere con el texto, por ejemplo, a composiciones como Anima Christi, en la que la letra ya estaba 'compuesta', por así decirlo, ya que es una oración?

— Exacto. Si estoy trabajando con una oración como esa, por ejemplo, el texto inspira una música que evoca adoración y, por lo tanto, la música será creada para transmitir esa intimidad y cercanía. Incluso en ausencia de texto, mi intención es similar: plasmar la sacralidad y espiritualidad y evocar las emociones del corazón que se quieren compartir.

— ¿Cuál es el elemento que no puede faltar en tus composiciones para transmitir la profundidad de Dios?

— Sin duda, la voz humana ayuda mucho porque nos hace identificarnos con lo que cantamos. Además, la polifonía juega un papel crucial, ya que crea armonías que nos ayudan a profundizar en las pequeñas cosas, lo que enriquece la expresión musical.

«Recurrir a lo que uno cree» como forma de expresión auténtica

— ¿Qué papel desempeña la fe en su música? ¿Es imprescindible tenerla para componer obras sacras?

— En la composición de música litúrgica, la fe juega un papel crucial. La música se convierte en un vehículo para transmitir esa fe de una manera universal y objetiva. Ennio Morricone, por ejemplo, no era compositor de música sacra, pero era creyente, lo que te permite crear bandas sonoras como la de La misión.

Es fundamental recurrir a lo que uno cree, de lo contrario, lo que realmente quieres expresar no se manifestará de forma auténtica. Es como si estuviéramos dando un discurso sin estar convencidos de lo que estamos diciendo; en este caso, la música no será creíble.

— En la música litúrgica, a menudo se busca modernizar o cambiar las formas tradicionales. ¿Cómo se encuentra el equilibrio entre tradición y contemporaneidad?

— Lo importante, como has dicho, es mantener el equilibrio. La música cambia con la historia, pero el equilibro está en saber expresar el misterio de fe con un lenguaje actual y, a su vez, encontrar ese aspecto no excesivamente subjetivo que a veces le damos.

Cuando expresamos a Dios y la fe, no expresamos una opinión, sino algo más grande que nosotros, y eso se debe tener presente, con humildad. Pongamos otra vez el ejemplo de La misión. Morricone quiso expresar la fe de los sencillos, con un lenguaje de música hispanoaméricana guaraní, mezcló esa fe sencilla con la técnica musical.

Tenemos que saber usar la música para ayudar a los hombres

— ¿Cómo se diferencia la música sacra de otros géneros en su capacidad de tocar el alma?

— La música sacra expresa la fe de todos. Esa universalidad es lo que la hace especial. Aunque se cante en diferentes idiomas, transmite la misma fe, sin importar su trasfondo cultural o lingüístico.

— ¿Qué espera que perciba la gente al escuchar su música más allá del aspecto puramente musical?

— Mi sueño es que la gente pueda, en un cierto modo, encontrarse con Dios, ya sea en oración o al experimentar una emoción profunda. La música tiene el poder de tocar el corazón y despertar la nostalgia de la inocencia, del amor, la comunión con los otros, los afectos más profundos.

La música tiene la capacidad de crear todo eso, y nosotros tenemos que saber usarla, para poder ayudar a los hombres, especialmente en estos tiempos, a encontrarse a sí mismos.