La cancelación del viaje del Papa al Congo, «un duro golpe» para el país africano
La República Democrática del Congo, de mayoría cristiana y en la que la Iglesia suple el papel del Estado a través de sus congregaciones y obras, esperaba al Papa con mucha ilusión
«La República del Congo es uno de los países con más riquezas del mundo, pero al mismo tiempo es uno de los países más pobres», asegura Maxime François-Marsal, responsable de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Congo. El hecho de que el Papa Francisco no pueda ir en este momento ha causado un gran disgusto, «ha sido un golpe duro para todos, y no solo desde el punto de vista logístico», en un país que lleva décadas en guerra.
En la República del Congo esperaban que la visita del obispo de Roma pudiera ayudar en el proceso de paz, «como una oportunidad para la reconciliación», afirma François-Marsal. Pero la realidad es que la salud del Papa, la limitación que supone el dolor de rodilla, no le ha permitido realizar este viaje, previsto para los primeros días de julio.
Con gran pesar
El Papa Francisco ha pedido disculpas en varias ocasiones por este aplazamiento. Esta semana, en un encuentro con los Misioneros de África ha insistido en que, «desgraciadamente y con mucho pesar», ha debido «posponer» el viaje. Ha ofrecido en cambio la posibilidad de celebrar una Misa en la Basílica de San Pedro para la comunidad congoleña. Tendrá lugar el próximo 3 de julio, día en que tenía previsto visitar el país africano. «Llevaremos Kinshasa a San Pedro y allí celebraremos con todos los congoleños romanos, que son muchos», ha dicho el pontífice.
La posibilidad de «posponer» el viaje y no cancelarlo definitivamente mantiene la esperanza de la Iglesia en el Congo. Se trata de un país de mayoría cristiana, donde la Iglesia Católica cubre el vacío del Estado en asistencia social. Cientos de congregaciones católicas gestionan hospitales y centros educativos y culturales en un país donde la escuela o la sanidad pública no funcionan. Por ello, entre la mayoría de los ciudadanos hay una gran confianza en el papel de la Iglesia Católica.
El hecho de que el Papa no cierre las puertas a visitar el país supone un aliento para los miles de religiosos que trabajan por la paz sobre el terreno. Una tarea de alto riesgo en un país donde los grupos guerrilleros, de distinto signo, procedencia y religión, campan a sus anchas. La explotación de los recursos naturales del Congo, que van desde el uranio hasta el coltán y el oro, generan la proliferación de grupos que luchan por hacerse con las fuentes de riqueza.
Corrupción masiva
Junto a esta permanente inseguridad en la mayor parte del país, el responsable de proyectos en el Congo de Ayuda a la Iglesia Necesitada denuncia la «corrupción masiva» que impregna todo el tejido social. A su juicio, tantos años de guerra han supuesto una degradación moral, especialmente grave en la esfera política, donde cada uno solo busca el propio enriquecimiento.
El Papa tenía previsto encontrar a unas sesenta víctimas de distintos tipos de violencia, en representación de los cientos de miles que sufren la guerra desde hace años. «La visita del Papa, al menos, era una oportunidad para que fueran escuchados. Su sufrimiento merece la atención del mundo», afirma Maxime François-Marsal.