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Pedir perdón por los errores de la Evangelización no avala las teorías del revisionismo histórico.GTRES

El Papa en Canadá, la cultura de la cancelación y el revisionismo histórico

El Papa pedía perdón por un tipo de colonización que se dio especialmente en el Norte de América, «por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista»

Los seis dias de peregrinación del Papa en Canadá han terminado en la noche del viernes, 29 de julio en la ciudad de Iqaluit, una población de apenas 7.000 habitantes situada al sur del Círculo Polar. El encuentro con jóvenes y ancianos de la comunidad indígena Inuit, en una escuela de la ciudad, fue el broche final a esta visita que ha sufrido algunos malentendidos.

El Papa Francisco pidió perdón, desde el primer día, por los errores de la Evangelización. Una declaración que no avala las teorías del revisionismo indígena o la cancelación. Simplemente pedía perdón por la colaboración de la Iglesia Católica en un sistema de internados en el que el Gobierno de Canadá forzaba a asistir a los indígenas, para que se integraran en la cultura europea.

El Papa pedía perdón por un tipo de colonización que se dio especialmente en el Norte de América, «por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas». Algo que se opone claramente al espíritu evangélico de acogida y servicio.

Este tipo de mentalidad «descuida a menudo los deberes hacia los más débiles y frágiles»

Para entender correctamente las palabras del Papa es preciso recordar lo que dijo en Quebec, ante el primer ministro del país, Justin Trudeau sobre el revisionismo. Alertó sobre repetir los errores del viejo colonialismo, cuando se despreciaba el pasado y las tradiciones populares. «Una mentalidad que, presumiendo de haber superado las oscuras páginas de la historia, da cabida a la así llamada cultura de la cancelación, que juzga el pasado sólo en función de ciertas categorías actuales».

Es significativo que el Papa Francisco haya calificado esta mentalidad como «una moda cultural que estandariza, que vuelve todo igual, que no tolera las diferencias y se centra solo en el momento presente, en las necesidades y los derechos de los individuos». Y denunció que este tipo de mentalidad «descuida a menudo los deberes hacia los más débiles y frágiles, los pobres, los emigrantes, los mayores, los enfermos, los no nacidos...»

El primer ministro de Canadá ha sido uno de los impulsores de esta ‘moda’ que trata de juzgar el pasado con criterios de hoy y sin apreciar los valores y la herencia positiva que en muchos casos han recibido. Las palabras del Papa han supuesto un claro rechazo a ese revisionismo infantil, que toma como negativo todo el pasado que no se ajusta a sus criterios.

La fe no está en crisis, sino ciertas formas y modos con los que anunciamos

Ojo al «espíritu de cruzada»

En un país donde el cristianismo va perdiendo terreno, el Papa Francisco también ha querido alertar a los católicos contra una mirada negativa frente al mundo, que proviene de sentirse atacados. A su juicio, no podemos lamentarnos de que el mundo es malo y reina el pecado para asumir un «espíritu de cruzada», agresivo frente a quienes no piensan como nosotros. «Prestemos atención a esto, porque no es cristiano», sentenció el Papa este jueves en Quebec.

Francisco con indígenas Inuit, en Canadá, el 29 de julio de 2022AFP

El obispo de Roma considera que «la fe no está en crisis, sino ciertas formas y modos con los que anunciamos. Por eso la secularización es un desafío para nuestra imaginación pastoral». Ante ello plantea tres puntos de partida para la evangelización en el siglo XXI, que pasan por inspirarse en los Hechos de los Apóstoles, vivir la fraternidad humana y recuperar la credibilidad.

A lo largo de estos días en Canadá, el Papa se ha referido en muchas ocasiones a la necesidad de cuidar las raíces, sin quedarse atrapados en el pasado. A su juicio, las cenizas del pasado deben servir para alentar el fuego que nos haga dar calor en el presente y transmitir la fe con la misma energía de siempre, pero con modos nuevos.