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Oración del Papa Francisco durante el funeral del cardenal TomkoEFE

Funeral en el Vaticano

El último adiós al cardenal Jozef Tomko

Fue de los pocos cardenales que pudieron visitar a Juan Pablo II los días antes de su muerte y entró en su habitación minutos después de su fallecimiento

Jozef Tomko era el miembro más anciano del Colegio Cardenalicio. Era eslovaco y uno de los colaboradores más estrechos de Juan Pablo II. Falleció la mañana del lunes a los 98 años en su apartamento de Roma. Tres días después, el Papa presidió en silla de ruedas y hablando en latín los últimos ritos de su funeral en la Basílica de San Pedro.

El cardenal italiano Giovanni Battista Re fue el encargado de pronunciar la homilía. Recordó la vida del cardenal eslovaco y le dedicó unas palabras: «Con él desaparece una figura que hizo honor a la Curia Romana por la sólida fe que le caracterizaba, por la genuina espiritualidad, el vivo sentido de Iglesia, el gran equilibrio en los juicios, la calma, el buen sentido, la amabilidad y la delicadeza de su carácter». Copresidió la ceremonia con él Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.

El Papa acudió en silla de ruedas al funeral Jozef TomkoEFE

El Papa ha enviado un telegrama a la hermana del cardenal en el que se emparenta con ella y lamenta la pérdida de un «apreciado y sabio hermano». En palabras de Francisco, la muerte de Tomko genera un «luto que ha golpeado a toda la comunidad eclesial y la nación eslovaca». De hecho, la Conferencia Episcopal Eslovaca también ha lanzado un comunicado lamentando su muerte y el gobierno eslovaco ha fletado un avión que transportará el féretro de Jozef Tomko a Bratislava. Su cadáver será expuesto en la catedral de San Martín durante dos días y finalmente será enterrado el 16 de agosto en la catedral de Santa Isabel de Košice

Histórico, internacional y de la confianza de Juan Pablo II

Jozef Tomko era un cardenal histórico en Roma. Llegó a la ciudad para terminar sus estudios en 1945, nada más acabar la Segunda Guerra Mundial. No volvió a su país, renombrado tras la contienda como República Socialista Checoslovaca, debido a la persecución religiosa de la Unión Soviética y sus estados satélite. Cuatro años más tarde, el 12 de marzo de 1949, se ordenó sacerdote en su ciudad de acogida.

Antes de convertirse en purpurado, Jozef Tomko trabajó como oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Allí aprovechó que su despacho estaba a unos pocos metros de la Basílica de San Pedro para llevar el correo a los obispos durante el Concilio Vaticano II y enterarse sobre lo que se estaba debatiendo. Por aquel entonces el Papa era Juan XXIII y durante todo su pontificado el eslovaco fue también vicerrector del Pontificio Colegio Nepomuceno de Roma.

El cardenal Jozef TomkoRome Reports

Pero no fue hasta 1979 cuando Juan Pablo II lo llamó para trabajar en la Curia y lo consagró arzobispo. Durante el funeral de Jozef Tomko, el cardenal Giovanni Battista Re recordó que aquella consagración «se caracterizó por una particular solemnidad, porque el Papa quiso subrayar su cercanía a Eslovaquia y a toda la Iglesia» en un momento en el que la persecución religiosa en Europa del Este era muy fuerte.

Seis años más tarde, en 1985, Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y lo creó cardenal. Viajaron juntos por todo el mundo, algo que le ayudó a consolidar esa mirada global de la Iglesia por la que todos le elogian. Durante seis años fue Secretario General del Sínodo de los Obispos y desde el 2001 hasta el 2007, Presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. Una serie de cargos que alimentaron su sensibilidad por la Iglesia universal. «Se ocupó de los contactos directos con quienes trabajaban en los territorios de misión», contó el cardenal Giovanni Battista Re durante su funeral.

Pero quizá el hecho más interesante de la biografía de Jozef Tomko es la complicidad que desarrolló con Juan Pablo II. Fue de los pocos cardenales autorizados para visitarle los días antes de su muerte. Y fue de los primeros en entrar en su habitación minutos después de su fallecimiento el 2 de abril de 2005. «Vi sus manos. Él me había impuesto las manos al consagrarme obispo. Esas manos las sentía todavía aquí. Y besé esas manos. Para mí fue un momento conmovedor que se me ha quedado grabado para toda la vida», confesó en una entrevista a la agencia Rome Reports en 2014.

Fotografía personal de Jozef Tomko con Juan Pablo IIRome Reports

Aunque Juan Pablo II no fue el único Papa con el que Jozef Tomko viajó ni con el que desarrolló una amistad. Durante el viaje apostólico a Eslovaquia de Francisco en 2021, el cardenal Tomko volvió a su tierra natal para acompañar a los jóvenes en el estadio Lokomotiva de Košice. Fue un momento especialmente sonado en el que el Papa Francisco les propuso la castidad como la clave para la auténtica felicidad. «Hoy, la verdadera originalidad, la verdadera revolución es rebelarse contra la cultura de lo provisional, es ir más allá del instinto y del instante, es amar para toda la vida y con todo nuestro ser», les dijo entonces. Aquella misma ciudad donde acompañó a los jóvenes albergarán ahora sus restos.