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El Papa Francisco abre la puerta de la Basílica de Collemaggio en AquilaAFP

Francisco alaba la «valentía» de Celestino V, primer Papa que renunció al cargo

En Celestino V «admiramos una Iglesia libre de la lógica mundana y testimonio de que el nombre de Dios es la Misericordia», ha recordado Francisco

El Papa Francisco se ha desplazado esta mañana de domingo a L’Aquila, una localidad del Abruzzo, a poco más de cien kilómetros de Roma. Allí, en la Basílica de Collemaggio, está enterrado el primer Papa que renunció al cargo antes de Benedicto XVI. Se trata de Celestino V, quien instituyó la celebración de ‘la Perdonanza’, un jubileo de misericordia que Francisco ha inaugurado hoy.

Testimonio evangélico

En este entorno, Francisco ha resaltado la grandeza de la renuncia de Celestino V, quien «no fue el hombre del ‘no’, sino el hombre del ‘sí’». A juicio del actual pontífice, «no existe otro modo de realizar la voluntad de Dios que asumiendo la fuerza de los humildes. Sobre todo porque ellos, los humildes aparecen a los ojos de los hombres como débiles y fracasados, mientras que en realidad son los vencedores, porque son los únicos que confían plenamente en el Señor y conocen su voluntad».

Frente a las consideraciones terrenas, el pontífice ha calificado a Celestino V como «un testimonio valiente del Evangelio, porque ninguna lógica de poder lo ha logrado encerrar. En él admiramos una Iglesia libre de la lógica mundana y totalmente testimonio de que el nombre de Dios es la Misericordia».

Del Papa que está enterrado en L’Aquila, Francisco también alabó el hecho de haber instituido la tradición de la ‘Perdonanza’. Se trata «recordar a todos que con la misericordia, y solo con ella, la vida de cada hombre y de cada mujer puede ser vivida con alegría. La misericordia es la experiencia de sentirse escuchado, levantado, reforzado, curado y alentado».

Al estilo de Cristo

Un día después de crear a veinte nuevos cardenales en el Vaticano y de visitar al Papa emérito, el Papa Francisco ha hecho diversas referencias a la humildad y a la importancia de saber desprenderse de los cargos. De hecho, ha asegurado que «en muchas ocasiones se piensa que las personas valen en función del puesto que ocupan en este mundo. Pero el hombre no es el puesto que mantiene, sino la libertad que es capaz de ejercer y que se manifiesta plenamente cuando ocupa el último puesto o cuando tiene reservada la cruz».

El terremoto del 2009

El Papa ha recordado que «el cristiano sabe que su vida no es una carrera al estilo del mundo, sino al estilo de Cristo, quien aseguró que había venido para servir y no para ser servido». Por ello considera que «mientras no comprendamos que la revolución del Evangelio está concentrada en esta libertad, continuaremos a asistir a guerras, violencias e injusticias, que no son otra cosa que una falta de libertad interior».

Antes de la celebración, el Papa ha encontrado a algunos familiares de víctimas del terremoto de L’Aquila, del año 2009, que destruyó casi todo el centro de la ciudad. Ante ellos, ha valorado su capacidad de volver a levantarse tras la tragedia. A su juicio, «quien ha sufrido debe ser capaz de apreciar el propio sufrimiento y debe comprender que en la oscuridad que ha experimentado ha obtenido la capacidad de entender el dolor de los otros». Por este motivo considera que «podeís custodiar el don de la misericordia porque sabéis lo que significa perder todo, que se derrumbe aquello que has construido y dejar aquello que era más querido».

Reforma de la Curia

Tras la celebración Eucarística, el Papa Francisco ha abierto la Puerta Santa de la Perdonanza. Se trata de una de las entradas a la Basílica de Collemaggio, en donde los fieles pueden ganar la indulgencia plenaria, tras confesión y comunión, en los días 28 y 29 de agosto. Un privilegio otorgado a este templo por Celestino V en el año 1294.

El lunes y el martes de esta semana el Papa participará en el Consistorio de Cardenales, donde se incluyen los 20 nuevos miembros del Colegio, que han sido creados este sábado. El pontífice quiere explicar a los purpurados de todo el mundo la nueva Constitución Apostólica, con la que ha reformado la Curia del Vaticano.