Francisco: «Llamé al embajador ruso para intentar hacer un intercambio de 300 prisioneros»
En su reunión con los jesuitas de la región rusa, en Kazajistán, el Papa ha hablado sobre el conflicto en la frontera ucraniana, y su visión del conflicto y las razones del mismo
El pasado jueves 15 de septiembre el Papa Francisco, durante su visita apostólica a Kazajistán, allí tuvo una reunión, según notifica La civiltà cattolica, con 19 jesuitas que ejercen su labor pastoral en la región rusa.
El Papa se presentó en la Nunciatura apostólica a las 8:45 donde fue recibido por el superior de la Región, Bogusław Steczek, quien le presentó la actividad de la Compañía de Jesús.
«Santo Padre, somos sus cohermanos de la Región Rusa de la Compañía de Jesús, trabajamos en tres países: Rusia, Bielorrusia y Kirguistán. Somos treinta de 11 países. En Bielorrusia vivimos donde la Sociedad sobrevivió a su supresión en el siglo XVIII. Estos jesuitas hicieron una gran contribución al renacimiento de la Compañía en 1814. Trabajamos en la ciudad de Vitebsk, donde tenemos una parroquia»
El superior también narró su labor pastoral en el país euroasiático: «Nos dedicamos a la pastoral en Moscú, pero también fuera de la ciudad, llegando incluso a una parroquia que se encuentra a 1.500 km de distancia. También trabajamos en Kirov, que está a 1.000 km de distancia, hacia los Urales. Recientemente dos jesuitas, uno chileno y otro polaco, han llegado al seminario mayor de San Petersburgo».
Finalizaba su presentación pidiendo la bendición del sucesor de Pedro: «En resumen, estamos trabajando en las fronteras geográficas, culturales y religiosas. Por eso, para seguir adelante con valentía, pedimos su bendición apostólica».
A partir de la presentación formal de Steczek, el Papa instó a su hermano jesuita a hacer «preguntas e incluso comentarios, como quieras. ¡Aprovechemos nuestro tiempo juntos!».
Conflicto ruso-ucraniano
Ante la invitación del papa el superior respondió con una pregunta sobre la situación geopolítica actual; para la que el Papa no pudo dar una respuesta más acertada, el mundo real no entiende de buenos y malos, e indicó, como cualquiera con entendederas podría darse cuenta, que esto no se trata de una guerra local entre dos naciones.
«Hay una guerra y creo que es un error pensar que es una película de vaqueros donde hay buenos y malos. Y también es un error pensar que esto es una guerra entre Rusia y Ucrania y punto. No: esto es una guerra mundial».
Steczek insistió sobre el tema y le pidió su opinión personal. Ante lo que el Papa invitaba a no ser simplista; que para entender un conflicto internacional hay que estudiar las dinámicas que han llevado a ello, el Papa ha hecho un diagnóstico de lo más acertado, entendiendo que en este caso, Ucrania es la victima entre dos imperios que luchan entre sí; el ruso en auge y el estadounidense en decadencia.
«Ya he comentado que un jefe de Estado, en diciembre del año pasado, vino a decirme que estaba muy preocupado porque la OTAN se había ido ladrando a las puertas de Rusia sin entender que los rusos son imperiales y temen la inseguridad en las fronteras. Expresó su temor de que esto provocara una guerra, y estalló dos meses después. Por lo tanto, no se puede ser simplista al razonar sobre las causas del conflicto. Veo al imperialismo en conflicto. Y, cuando se sienten amenazados y en declive, los imperialismos reaccionan pensando que la solución es hacer una guerra para resarcirse, y también para vender y probar armas».
Intercambio de 300 prisioneros
En la misma línea, el Superior comentó sus esfuerzos sobre la paz y por liberar los corazones del odio.
«El día después de que comenzara la guerra fui a la Embajada de Rusia. Fue un gesto insólito: el Papa nunca va a la Embajada. Recibe a los embajadores personalmente solo cuando presentan sus credenciales, y luego al final de su misión en una visita de despedida. Le dije al embajador que me gustaría hablar con el presidente Putin siempre que me dejara un pequeño cuadro de diálogo».
Además el Papa confesó que en una reunión con altos cargos ucranianos le entregaron una lista de prisioneros y le pidieron su intermediación.
«También acudió un jefe militar que se ocupa del intercambio de prisioneros, siempre con el consejero religioso del presidente Zelensky. Esta vez me trajeron una lista de más de 300 presos. Me pidieron que hiciera algo para cambiar. Inmediatamente llamé al embajador ruso para ver si se podía hacer algo, si se podía acelerar un intercambio de prisioneros».