Con el viaje a Baréin, que emprenderá mañana y hasta el 6 de noviembre, el Papa Francisco vuelve a tender la mano al islam y manifiesta su intención, como ya hizo en sus visitas a Irak, Marruecos, Egipto y Azerbaiyán, de destacar que «entre Dios y el odio, entre religión y violencia, hay una incompatibilidad absoluta».
Así lo explicó el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, en su tradicional entrevista antes de cada viaje del pontífice, en la que agregó que la intención de Francisco es «eliminar cualquier malentendido, de modo que la religión se convierta siempre en un factor de reconciliación, en un factor de paz, en un factor de cohesión y armonía».