El Papa llama a los jóvenes a no comportarse como «turistas de la vida»

El Papa Francisco vivió ayer una jornada especialmente emotiva en Baréin, al encontrarse primero con la comunidad cristiana, en el Estadio Nacional, y después con jóvenes residentes en el país, de distintas religiones y nacionalidades. En ese entorno les invitó a implicarse en la sociedad, evitando «ser ‘turistas de la vida’, que solo la miran desde fuera, superficialmente».

Un llamamiento a tomar parte activa en donde viven, ya que «si no aprendemos a hacernos cargo de lo que nos rodea (de los demás, de la ciudad, de la sociedad, de la creación) terminamos pasando la vida como los que corren, se afanan, pero al final se quedan tristes y solos, porque no han experimentado la alegría de la amistad y la gratuidad».

Amar es preocuparse por el otro, cuidarlo, ofrecer el propio tiempo y los propios dones

En este empeño por atender y cuidar a los demás, el obispo de Roma recomendó a los jóvenes que se cuiden a sí mismos, empezando por su parte más preciosa: «el alma, el corazón». Un cuidado que pasa por la escucha en silencio, por «encontrar espacios para estar en contacto con su interioridad, para sentir el regalo que son, para acoger su propia existencia y no dejar que se les escape de las manos».

El Papa Francisco recordó que «amar es preocuparse por el otro, cuidarlo, ofrecer el propio tiempo y los propios dones a quien lo necesita, arriesgarse para hacer de la vida un regalo que genera ulterior vida». Por ello pidió a los jóvenes que «no encierren su vida en una caja fuerte, pensando que es mejor no hacer ningún esfuerzo, porque no ha llegado aún el momento de gastarla».

La fraternidad como solución a los conflictos

En el Colegio del Sagrado Corazón de Baréin, el Papa animó a extender la semilla de la fraternidad. Un desafío esencial para construir una sociedad mejor, ya que «todos los instrumentos y la tecnología que la modernidad nos da no bastan para que el mundo sea pacífico y fraterno». En este sentido, recalcó que «los vientos de la guerra no se aplacan con el progreso técnico».

El obispo de Roma considera que las tensiones y los conflictos entre los pueblos pueden superarse solo apostando por la fraternidad, por la cultura del encuentro. El problema es que «a menudo no se trabaja el propio corazón, porque se permite que en las relaciones con los demás las distancias se agranden y, de este modo, las diferencias étnicas, culturales, religiosas y de otro tipo se convierten en problemas y temores que aíslan, y no en oportunidades para crecer juntos».

Comprometerse por la paz significa «elegir no tener enemigos, no ver en el otro un obstáculo»

En este contexto, el Papa alentó a los jóvenes a tomar decisiones, a «involucrarse, arriesgarse, decidir». Un proceso para el que necesitan contar con la ayuda de Dios y también con la orientación de padres, maestros y directores espirituales. Y es que «la Iglesia está con ustedes y los necesita a cada uno para rejuvenecer, explorar nuevos senderos, experimentar nuevos lenguajes y volverse más alegre y acogedora».

Por la mañana, ante más de 30.000 fieles concentrados en el Estadio Nacional de Baréin, el Papa celebró la Misa, donde animó a comprometerse por la paz, que significa «elegir no tener enemigos, no ver en el otro un obstáculo que se debe superar, sino un hermano y una hermana a quien amar». A su juicio, «el poder de Jesús es el amor y Jesús nos da el poder de amar así, de modo que a nosotros nos parece sobrehumano».

La visita del Papa Francisco a Baréin termina este domingo, con un encuentro de oración con sacerdotes, religiosos y operadores pastorales que trabajan en el país. Tendrá lugar en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Se pone fin así a un viaje en el que el Papa ha logrado afianzar las relaciones con el mundo musulmán y respaldar a la comunidad católica del país, así como dejar cada vez más aislados a quienes utilizan la religión como excusa para la violencia.