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El cardenal alemán Reinhard Marx.Europa Press

Los obispos del Camino Sinodal alemán se reúnen con el Papa en visita 'ad limina'

La agenda de la visita ad limina, la primera del episcopado alemán en siete años, arranca este lunes 14 de noviembre hasta el sábado 19 de noviembre

Los obispos alemanes viajan esta semana al Vaticano en visita ad limina, que implica, además de encuentros de alto nivel con los jefes de los distintos dicasterios, una reunión con el Papa Francisco a puerta cerrada y sin periodistas, en la que se afrontará el espinoso camino sinodal alemán que ha enfrentado a los prelados con el Vaticano desde 2019.

El camino sinodal alemán empezó a andar en 2019, antes de la convocatoria mundial del Sínodo convocada en 2021 por el Papa Francisco, planteado como un proceso en el que laicos y religiosos germanos, también obispos, debatían propuestas de cambio en la Iglesia católica, algunas polémicas, como repensar la moral sexual sobre la homosexualidad o el sacerdocio femenino.

Un camino polémico

Este afán de reforma nació a partir del informe de 2018 que sacaba a la luz 3.677 casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia a menores en los últimos 70 años. Según datos de la Conferencia Episcopal de Alemania en 2021, un total de 359.388 personas abandonaron la Iglesia Católica, batiendo así el récord de 2019, cuando hubo 273.000 decidieron dejarla.

Más allá de Alemania, el camino sinodal alemán ha sido motivo de fricciones continuas entre el Vaticano y los prelados germanos. La Santa Sede ha intervenido en varias ocasiones en el proceso, la última vez en julio de este año, cuando subrayó que la vía sinodal no tiene poder «para obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral». No obstante, en la última asamblea de otoño, celebrada el pasado mes de septiembre, ya empezaron a evidenciarse divisiones dentro del propio camino sinodal alemán, con el voto en contra de varios prelados a diferentes documentos.

Francisco ha expresado en varias ocasiones su opinión sobre la vía alemana. Recientemente, en el vuelo de regreso de Bahréin explicó a los periodistas que los católicos alemanes ya cuentan con «una gran Iglesia protestante» y que no quiere otra, «porque no será tan buena».

Paralelamente, la Iglesia de Alemania ha suavizado su discurso. El arzobispo de Munich, el cardenal Reinhard Marx, uno de los principales impulsores de la reforma de la Curia, dejó claro en una entrevista publicada en septiembre en el periódico francés La Croix que no quieren inventarse una moral propia. «Ninguno de nosotros quiere sustituir al Papa, anular el derecho canónico o reescribir el dogma de la Iglesia. Lo que queremos es hacer preguntas, debatir y hacer avanzar la discusión. Formamos parte de la Iglesia universal. Tenemos la misión de aportar todos los elementos que consideramos importantes», explicó.

Para rebajar las tensiones, el Papa ha decidido prolongar un año más, hasta octubre del 2024, el proceso de escucha del Sínodo global que culminará en el Vaticano, una decisión que ha sido muy bien vista por parte del camino sinodal de Alemania.

Desde principios de octubre, con objeto de preparar la visita ad limina, varios obispos alemanes se han reunido con el Papa, entre ellos el cardenal Reinhard Marx; el obispo Franz-Josef Overbeck de Essen y el obispo Heiner Wilmer de Hildesheim.

Además del camino, en enero de este año unas 120 personas entre sacerdotes y laicos que trabajaban en la Iglesia católica de Alemania se declararon miembros de la comunidad LGBTIQ y pidieron que se pusiera fin a las «declaraciones obsoletas de la doctrina de la Iglesia» sobre la sexualidad y el género. Al mes siguiente, se pidió que la Iglesia católica permitiera que los sacerdotes se casaran, se eliminase el celibato y que los matrimonios entre personas del mismo sexo fueran bendecidos por la iglesia.