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El Papa Francisco, en su primera visita a Hungría en 2021AFP

Viaje apostólico a Hungría

La misión del Papa en la Hungría de Orbán: detener la guerra de Putin

Francisco visitará a finales de abril el único país de la Unión Europea que mantiene puentes de diálogo con Rusia para tratar de dar una oportunidad a la paz

El Papa Francisco no se resigna a quedarse quieto en Roma mientras ríos de sangre siguen corriendo en Ucrania. Su última iniciativa es mucho más sorprendente de lo que podría parecer: la Santa Sede acaba de confirmar que del 28 al 30 de abril viajará a la Hungría de Víktor Orbán.

Este viaje al corazón del viejo continente servirá para que el obispo de Roma pueda lanzar mensajes con un tono diferente, capaces de ser escuchados por Vladímir Vladímirovich Putin.

Un acercamiento inesperado

Desde la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso, el 24 de febrero de 2022, se ha dado un inesperado acercamiento entre el Gobierno húngaro y la Santa Sede.

Ambos coinciden en la necesidad de ofrecer una verdadera acogida y ayuda a los refugiados ucranianos, pero, a diferencia del resto de los países occidentales, Budapest y Roma abogan por mantener contactos con Putin para permitir una salida digna a la paz y abrir puentes de diálogo entre Moscú y Kiev.

Esta nueva sintonía se manifestó en la visita de Orbán al Vaticano, el 21 de abril de 2022. El Papa volvió a encontrar a Orbán, el pasado 5 de enero, con motivo del funeral de Benedicto XVI, en el que el húngaro participó como un fiel más, aunque no es católico, sino calvinista.

Este acercamiento ha sido testimoniado también por la acogida dispensada por Francisco a la nueva presidenta húngara, Katalin Novàk, de tan solo 45 años, ferviente católica, muy apreciada en particular por instituciones católicas de Estados Unidos, quien fue recibida por el Papa Francisco el 25 de agosto de 2022.

Cuando el Papa tome la palabra, en el Palacio Sándor de Budapest, en la mañana del 28 de abril, acompañado por Orbán, Putin no podrá dejar de escuchar su mensaje.

Hilarión podría convertirse en el líder de la Iglesia ortodoxa rusa tras Kirill

Un puente con los ortodoxos rusos

La capital húngara, además, ofrece otra gran oportunidad al Papa Francisco: el encuentro con el máximo representante en el país de la Iglesia ortodoxa rusa, el arzobispo (metropolitano) Hilarión, gran teólogo y compositor musical, con quien ha trabado amistad durante los trece años que fue responsable del Departamento de Asuntos Exteriores del Patriarcado de Moscú.

Hilarión, quien en la práctica era el «número dos» del patriarca Kirill, fue «desterrado» de Moscú y enviado a Budapest por el mismo Kirill, en junio pasado, por haberse distanciado del patriarca en su abierta bendición a la guerra en Ucrania y su «completa identificación» con las posiciones de Putin.

Aunque el arzobispo metropolitano ya no forme parte del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, sigue siendo una voz muy escuchada dentro de la galaxia ortodoxa, con buenos canales de diálogo en el Kremlin. Por otra parte, a sus 56 años, muchos consideran que Hilarión podría convertirse en el gran líder de la Iglesia ortodoxa rusa, cuando el viento sople en otra dirección en Moscú y haya que suceder a Kirill.

En 2021, el Papa hizo todo lo posible para evitar un encuentro con Orbán

Una Iglesia católica con identidad

Por otro lado, la visita del Papa a Hungría supone un decidido apoyo a la Iglesia local, y en particular al cardenal Peter Erdő, arzobispo de la capital. Presentado por los medios internacionales como un «conservador ilustrado», leal al Papa Francisco, pero firme defensor del catolicismo tradicional, forma parte de las listas de «papables» redactadas ahora por corresponsales en el Vaticano.

Primado de Hungría desde 2002, creado cardenal por Juan Pablo II en 2003 (el más joven en aquel momento), el cardenal Erdő fue presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas de 2006 a 2016. Este arzobispo políglota, de 70 años, es conocido por ser el canonista más importante de la historia reciente de su país y buen administrador de esa gran diócesis, que cuenta con 158 parroquias y 219 sacerdotes incardinados, para una población total de más de dos millones de habitantes, es decir, uno de cada cinco húngaros.

La sorpresa

¿Por qué, entonces, la visita del Papa a Orbán es sorprendente? El Debate tiene información de primera mano que revela que, en la preparación de su pasada visita a Budapest, el 12 de septiembre de 2021, con motivo del Congreso Eucarístico Internacional, el Papa hizo todo lo posible para evitar un encuentro con Orbán. El cardenal Erdő tuvo que hacer saltos mortales diplomáticos y logró un encuentro que parecía imposible y que transcurrió en tono menor.

Hay que tener en cuenta que, en la crisis de refugiados que vivió Europa en 2015, Orbán se negó a recibir la cuota que le correspondía, según lo acordado por la Unión Europea, alegando que no consideraba a los musulmanes que llegaban a Europa refugiados, sino «invasores». Francisco, que antepone a toda consideración política la vida de las personas humanas, evitaba por todos los medios ser asociado a esa posición.

Nadie podía imaginar, tan solo un año después, que la guerra en Ucrania cambiaría totalmente el ajedrez de Europa y la posición de ambos líderes. De todos modos, en su programa para Hungría, el Papa tiene previsto un encuentro «con los pobres y refugiados» en Budapest, el día 29 de abril.