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El Papa Francisco durante una audiencia en el palacio apostólicoGTRES

Las 3 características esenciales que necesitan los seminaristas en su formación como sacerdotes

En su discurso a los presentes, Francisco ha destacado tres características del proceso educativo «esenciales para la formación como futuros sacerdotes y ministros del Evangelio»

el Papa Francisco ha recibido en audiencia a la Comunidad del seminario Santa María de la Diócesis de Cleveland (Estados Unidos), con motivo del 175 aniversario de su fundación.

En su discurso a los presentes, el santo Padre ha destacado tres características del proceso educativo «esenciales para la formación como futuros sacerdotes y ministros del Evangelio».

La oración

En primer lugar, el Pontífice señaló la importancia de pasar tiempo con Jesús en la oración, «escuchándole en silencio ante el Sagrario».

«Escuchar la voz de Dios en el fondo de nuestro corazón y discernir su voluntad es indispensable para nuestro crecimiento interior, sobre todo cuando nos enfrentamos a tareas urgentes y difíciles», señaló el Papa.

Para el Santo Padre, la vida de la comunidad «ofrece ya la oportunidad de cultivar un hábito de oración que os servirá en vuestro futuro ministerio».

Además, subrayó que «escuchar al Señor implica también responder con fe a todo lo que Él ha revelado y que la Iglesia transmite».

Esto, según el Papa, permite «enseñar y proclamar a los demás la verdad y la belleza del Evangelio de manera auténtica y gozosa».

La Iglesia necesita vuestro entusiasmo, generosidad y celo para mostrar a todos que Dios está siempre con nosotrosPapa Francisco

​Caminar juntos

Posteriormente, el Santo Padre indicó que la formación en el seminario «es una oportunidad para profundizar en el espíritu de comunión fraterna».

En esa línea, resaltó que «debemos reconocernos como parte de un gran pueblo que ha recibido las promesas de Dios como un don, no como un privilegio».

​El testimonio

Por último, el Papa explicó que lo esencial de «escuchar a Dios y caminar junto a los demás da fruto al convertirnos en signos vivos de Jesús presente en el mundo». «La Iglesia, –a juicio de Francisco– necesita vuestro entusiasmo, generosidad y celo para mostrar a todos que Dios está siempre con nosotros, en cualquier circunstancia de la vida», señaló.