La colecta del Viernes Santo se destinará a Tierra Santa y Oriente Próximo

La Santa Sede asignará las ofrendas a los Santos Lugares, así como a los cristianos damnificados por el terremoto en Siria y Turquía.

Si este Viernes Santo participas en cualquier iglesia católica del mundo en la celebración de la Pasión de Cristo, tu contribución a la colecta puede ser decisiva no sólo para los cristianos de Tierra Santa, sino también para las víctimas del reciente terremoto en Turquía y Siria.

El Vaticano espera que esta colecta pueda servir para paliar tanto la difícil situación que atraviesan los discípulos de Cristo en Israel, como la que viven los cristianos damnificados por el dramático seísmo del 6 de febrero, que dejó un total de 55.000 muertos: 47.000 en Turquía y 7.000 en Siria.

En estos dos países, con frecuencia, los cristianos se encuentran entre las víctimas olvidadas de la ayuda humanitaria institucional. Sin ayuda, el cristianismo podría desaparecer de esas tierras.

Y, sin embargo, son regiones que «conocieron la predicación de los apóstoles» y en ellas «floreció el cristianismo de los orígenes», como recuerda el Vaticano en una carta escrita por indicación del Papa Francisco por el nuevo prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, el arzobispo Claudio Gugerotti.

«Al drama de la guerra, que en Siria dura ya más de doce años –escribe el prelado italiano–, se ha añadido la devastación provocada por los edificios derrumbados a causa de las violentas sacudidas sísmicas: tantos hermanos nuestros en la fe y en la humanidad han afrontado un nuevo éxodo de sus casas, esta vez ya no por el peligro de las bombas, o a causa de lo que había significado la invasión de la Meseta de Nínive en Irak, sino porque incluso la casa, hogar que contiene lo más entrañable al corazón, refugio de la propia familia, ha vacilado, con el riesgo de convertirse, y con frecuencia transformándose, en una tumba de muerte».

Desde 1974

Creada por el Papa Pablo VI en 1974, la colecta del Viernes Santo tiene como objetivo intensificar los vínculos entre los cristianos de todo el mundo con Tierra Santa y países de las primitivas iglesias de Oriente Próximo. Se convierte en una de las principales fuentes de ingresos para quienes trabajan por mantener la presencia cristiana.

La colecta anual de 2022 recaudó casi 8,5 millones de euros, casi 3 millones de euros más que en 2021.

En su mensaje para la colecta, el representante vaticano constata que estas ayudas servirán para paliar la violencia que sufren las poblaciones cristianas de Tierra Santa, mencionando en particular el reciente acto de vandalismo cometido por un judío estadounidense contra una estatua de Cristo en una iglesia ortodoxa de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en la Vía Dolorosa. Comparó el sufrimiento de estas comunidades con un auténtico «Vía crucis».

En 2022 se destinaron 830.000 euros a la financiación de las numerosas escuelas del Patriarcado Latino de Jerusalén, 920.000 euros a la Universidad de Belén y algo más de un millón de euros a los proyectos de solidaridad.

Entre los numerosos proyectos financiados en 2022, gracias a esta colecta, se encuentran la renovación del santuario de Ain Karem, lugar de nacimiento de San Juan Bautista, la financiación de numerosas clínicas y hospitales, la instalación de paneles fotovoltaicos en el monasterio de Santa Catalina de Belén y la ampliación del centro de peregrinos de Cafarnaún.

También se realizaron trabajos arqueológicos en Getsemaní, se renovó el suelo del Santo Sepulcro y se reforzó el campanario de la Basílica de la Transfiguración en el Monte Tabor.

Bajo escombros

Los países que reciben más ayuda después de Tierra Santa son Siria y Turquía, con 297.000 euros y 228.000 euros respectivamente en el último año. Se espera que ambos países puedan recibir mucha más ayuda ahora que viven una profunda crisis humanitaria.

La misiva de monseñor Gugerotti constata:

«Muchas casas de los religiosos y religiosas franciscanos y de otras órdenes y congregaciones religiosas, en Siria como en Turquía, en estas semanas se han convertido en tiendas y refugio para los que han perdido sus casas, pero, más en general, siguen siendo, en toda la Tierra Santa manantiales de esperanza a través del cuidado de los más pequeños, la formación escolar, el acompañamiento de las madres que se encuentran en dificultad, el servicio humilde a los ancianos y enfermos».

Por eso, concluye: «os pido de corazón que la colecta del Viernes Santo sea generosa por parte de todos».