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El Papa Francisco otorga la bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la Basílica de San PedroAFP

Clamor del Papa por Ucrania, Jerusalén y Nicaragua en su mensaje de Pascua

Francisco se hace portavoz de las víctimas de la violencia, y denuncia la violación de la libertad religiosa impuesta por Managua, en su mensaje de Pascua que ha culminado una intensa Semana Santa en el Vaticano

El mensaje de Pascua, en este Domingo de Resurrección, del Papa Francisco se convirtió en un clamor por la paz en Ucrania y Tierra Santa, así como en otros rincones del planeta flagelados por la violencia, y en una enérgica reivindicación de la libertad religiosa violada en Nicaragua.

Con sus palabras, dirigidas a los cincuenta mil peregrinos que quedaron abrazados por la Columnata de Bernini, el obispo de Roma se hizo portavoz de la humanidad que sangra en diferentes rincones del planeta y presentó la esperanza que ofrece al mundo la resurrección de Cristo.

Vista de la Plaza de San Pedro desde el balcón principal de la BasílicaAFP

Paz para Ucrania y Jerusalén

Comenzó con una imploración al Resucitado: «Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso. Conforta a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias».

A continuación, el Papa rezó para que el mensaje de la Pascua abra «los corazones de toda la comunidad internacional y trabaje para poner fin a esta guerra y a todos los conflictos que tiñen de sangre el mundo, empezando por Siria, que sigue esperando la paz». Mencionó luego a Turquía, que junto a la población siria se está recuperando del inaudito flagelo del reciente terremoto.

El Papa se hizo eco también del calvario que vive la población de Jerusalén, «primer testigo de tu Resurrección», en estos días, a causa de los atentados terroristas, «que amenazan el esperado clima de confianza y respeto mutuo».

El Pontífice pidió recuperar el «respeto mutuo», «necesario para reanudar el diálogo entre israelíes y palestinos, para que reine la paz en la Ciudad Santa y en toda la región».

Apoyo a los cristianos de Nicaragua

El pontífice se hizo portavoz del sufrimiento de los católicos de Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha desplegado a las fuerzas de seguridad para impedir que salgan a las calles las tradicionales procesiones de Semana Santa.

«Apoya, Señor, a estas comunidades cristianas que celebran hoy la Pascua en circunstancias especiales», imploró el Santo Padre y, dirigiéndose a Jesucristo, elevó esta plegaria: «acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente la propia fe».

El Papa quiso en esta ocasión tan significativa que a su izquierda le acompañara un mártir en vida, el cardenal albanés Ernest Simoni, de 94 años, quien sobrevivió a más de 18 años de torturas, trabajos forzados y cárcel bajo la feroz dictadura comunista de Enver Hoxha.

Bendición Urbi et OrbiAFP

Esperanza para países desgarrados

El Papa se refirió también a países que viven graves crisis económicas, políticas y sociales, como El Líbano, del que denunció las «divisiones», Túnez, en cuya crisis los jóvenes son las primeras víctimas, y Haití, cuya «población tan desgarrada»

Rezó para que puedan avanzar «los procesos de paz y reconciliación» en África, en particular, Etiopía y Sudán del Sur, República Democrática del Congo y Eritrea. Asimismo, rezó para que el Señor conforte «a las víctimas del terrorismo internacional, especialmente en Burkina Faso, Malí, Mozambique y Nigeria.

Refugiados, presos políticos y emigrantes

Las oraciones del Papa se dirigieron después «a los refugiados, deportados, presos políticos y emigrantes, especialmente a los más vulnerables, así como a todos los que sufren hambre, pobreza y los efectos nocivos del narcotráfico, la trata de seres humanos y todas las formas de esclavitud».

«Inspira, Señor, a los dirigentes de las naciones, para que ningún hombre o mujer sea discriminado y pisoteado en su dignidad; para que, con pleno respeto a los derechos humanos y a la democracia, se curen estas lacras sociales, se busque siempre el bien común de los ciudadanos y se garanticen la seguridad y las condiciones necesarias para el diálogo y la convivencia pacífica».

Ante este panorama desalentador, el Papa dejó un mensaje de esperanza. Citando a un antiguo padre de la Iglesia, San Isaac de Nínive, afirmó ya con voz algo cansada: «el mayor pecado es no creer en las energías de la Resurrección»

«Sí, estamos seguros: Cristo ha resucitado verdaderamente», reconoció, citando el saludo de los cristianos orientales en Pascua y confesó públicamente: «Creemos en Ti, Señor Jesús, creemos que contigo renace la esperanza, el camino continúa. Su mensaje, retransmitido en directo por canales de televisión de prácticamente todos los países del mundo, concluyó repitiendo tres veces: «¡La paz esté con vosotros!».

La Plaza de San Pedro estaba repletaAFP

Entusiasmo en el Vaticano

Entre los miles de peregrinos, como de costumbre, se hicieron escuchar numerosos españoles, que animaron la plaza de San Pedro con gritos de «Viva el Papa». Entre ellos, se podían distinguir a los tres mil universitarios que han participado en estos días en el UNIV Fórum, iniciativa surgida en el ámbito cercano al Opus Dei.

Al ver la gran cantidad de peregrinos, antes de la bendición «Urbi et Orbi», el Papa quiso que el papamóvil recorriera toda la plaza de San Pedro del Vaticano para poder saludar más de cerca a los presentes, en una mañana soleada, a poco más de 15 grados, una temperatura inferior a la media de Roma para estas fechas.

Poco antes, había presidido la misa de Resurrección en la que concelebraron 32 cardenales, 15 obispos y 300 sacerdotes. El atrio de la Basílica Vaticana se había convertido en un jardín con 10 mil tulipanes, y otras 10 mil flores, regaladas por jardineros holandeses, una tradición que dura ya cuarenta años.

Una Semana Santa intensa

El Papa Francisco ha presidido todas las celebraciones litúrgicas de esta Semana Santa en el Vaticano, con la excepción del Vía Crucis del Coliseo, que se celebró en una noche del Viernes Santo particularmente fría para la Ciudad de Roma, motivo por el cual evitó poner en peligro su salud.

En la semana precedente, el Papa había sido hospitalizado tres noches a causa de problemas respiratorios. La Santa Sede ha confirmado para las próximas semanas todos los compromisos públicos del Papa, incluyendo el viaje del 28 al 30 de abril a Hungría.