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El Papa Francisco ha impartido una nueva catequesis sobre el celo apostólicoAFP

Audiencia General en el Vaticano

Francisco recuerda cual es el origen de la Compañía de Jesús en su nueva catequesis

«Se hicieron grandes amigos, e Ignacio ayuda a Francisco a vivir una experiencia espiritual nueva y profunda», ha recordado Francisco sobre el encuentro entre san Ignacio y san Francisco de Javier

El Papa Francisco ha vuelto a impartir una nueva catequesis en la Audiencia General de los miércoles en el Vaticano. En ella, ha reflexionado sobre la figura del santo navarro Francisco de Javier, por ser, a su juicio, «el más grande misionero de los tiempos modernos y el patrón de las misiones católicas».

La amistad

Recordando la vida del santo, el Papa ha subrayado lo importante que fue encontrarse con Ignacio de Loyola: «Se hicieron grandes amigos, e Ignacio ayuda a Francisco a vivir una experiencia espiritual nueva y profunda, una verdadera conversión para liberarse de toda ambición y dedicarse sin reservas al servicio de Dios, amando y siguiendo a Jesucristo. Al terminar los estudios, junto a algunos otros amigos van a Roma y se ponen a disposición del Papa para las necesidades más urgentes de la Iglesia en el mundo. Al principio son una decena y deciden llamarse la Compañía de Jesús».

El santo Padre ha subrayado el ardor misionero de Francisco Javier al ser fue enviado a las Indias orientales: «Eran misioneros apasionados, preparados para soportar fatigas y peligros inmensos, a alcanzar tierras y encontrar pueblos de culturas y lenguas completamente desconocidas, impulsados sólo por el fortísimo deseo de dar a conocer a Jesucristo y su Evangelio, y así salvar, conducir a Dios y a su verdadero bien a tantas personas».

La pasión y el sacrificio

Francisco Javier, para el Papa, va a «evangelizar a los pobres pescadores de la costa meridional de la India, enseñando catecismo y oraciones a los niños, bautizando y cuidando a los enfermos».

Ante la tumba del apóstol san Bartolomé, Francisco Javier siente que debe ir más allá. Por eso, el Papa ha señalado que «deja en buenas manos el trabajo ya iniciado y zarpa con valentía hacia las Molucas, las islas más lejanas del archipiélago indonesio, donde en dos años de trabajo fundó varias comunidades cristianas. Pone el catecismo en versos en el idioma local y enseña a cantarlo».

El amor de Cristo fue la fuerza que lo llevóPapa Francisco

Posteriormente, conoce a alguien que le habla de su lejano país, Japón, donde ningún misionero había llegado: «Javier decide partir lo antes posible, y llega después de un viaje lleno de aventuras en el junco de un chino. Los tres años en Japón son durísimos, por el clima, las oposiciones y el desconocimiento de la lengua, pero también aquí las semillas plantadas darán grandes frutos», ha afirmado Francisco.

Pero allí, san Francisco Javier entiende que el país decisivo para la misión era otro: China, tierra que no alcanza porque muere en una pequeña isla, esperando en vano poder desembarcar cerca de Cantón.

Contemplación

«El 3 de diciembre de 1522, en completo abandono, sólo un chino junto a él a velarle. Así termina el viaje terreno de Francisco Javier. Tenía cuarenta y seis años, pero el cabello era ya blanco, sus fuerzas se habían consumado, donadas sin reservas al servicio del Evangelio», ha recordado el Papa.

«Su intensa actividad estuvo siempre unida a la oración, a la unión con Dios, mística y contemplativa. Dondequiera que estaba, cuidaba mucho de los enfermos, los pobres y los niños. El amor de Cristo fue la fuerza que lo llevó hasta los confines más lejanos, con continuas fatigas y peligros, superando fracasos, decepciones y desánimos, más aún, dándole consuelo y alegría para seguirlo y servirlo hasta el final», ha rememorado Francisco.